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Clausura tardía en Tzemé: PROFEPA llega después de la devastación en sitio maya

El INAH emitió una orden de suspensión que nunca hizo cumplir; CRIO continuó los trabajos hasta que PROFEPA intervino.

Por Redacción

Kinchil, Yucatán, 12 de noviembre de 2025.- La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) clausuró las obras que la empresa CRIO realizaba en el sitio arqueológico de Tzemé, en la comunidad maya de Kinchil. 

Sin embargo, la medida llegó cuando el daño al patrimonio y al entorno natural ya era irreversible.

A través de un comunicado, la comunidad señaló que las obras comenzaron a mediados de octubre y desde el 17 de ese mes el Consejo Comunitario de Kinchil presentó una denuncia escrita ante el Centro INAH Yucatán, cuando los daños aún eran mínimos. 

El Instituto tardó más de diez días en acudir a inspeccionar la zona y emitir una orden de suspensión, pero la empresa la ignoró sin consecuencia alguna. A pesar de tener conocimiento de la violación, el INAH no tomó ninguna medida para hacer cumplir su propia resolución.

La clausura de PROFEPA se suma ahora a esa suspensión administrativa, por lo que si la empresa continúa los trabajos, incurrirá en un delito federal por partida doble.

Los habitantes de Kinchil señalaron que la respuesta institucional fue tardía y que el daño arqueológico y ambiental ya se consumó.

“Venimos a constatar la clausura por parte de la PROFEPA de este lugar devastado, porque era una selva, hogar de especies en peligro de extinción. Es un primer paso en esta lucha comunitaria ambiental que estamos haciendo para proteger nuestro patrimonio y el pasado histórico y cultural”, expresó Federico May, miembro del Consejo Comunitario.

“Solamente acá caminando nos encontramos con restos de vasijas de nuestros antepasados, para tener una idea de la devastación y el desastre que ha ocasionado esta empresa violando todas las leyes ambientales y culturales”, añadió.

Aseguró que el consejo comunitario continuará su lucha en defensa del territorio y del legado cultural.

Félix Canul, poblador cuya familia tiene un rancho en la zona desde hace cuatro generaciones, relató que la empresa destruyó el cerco de su propiedad, lo que provocó la pérdida de su ganado.

“Estoy muy triste por ver cómo lo están acabando todo. El cerro Kolotsó nadie lo tocó por cientos de años, y ellos lo destruyeron”, dijo.

Denunció que ni el INAH ni otra autoridad han hecho algo por proteger el lugar y advirtió que el agua subterránea está a solo dos metros de profundidad, lo que representa un riesgo grave de contaminación por la granja avícola.

Gregoria del Rosario, apicultora con colmenas cercanas a las obras, señaló:

“A nosotros nos está afectando mucho como apicultores, la colmena está llena de moscas y eso afecta la producción de miel. También todo este monte lo devastaron, aquí había orégano y nosotros trabajábamos el orégano, y pues es una pérdida total para nosotros, que realmente somos los mayas.”

“El gobierno todo el tiempo está con su Renacimiento Maya, pero como verdaderos mayas que somos, no tenemos el apoyo del gobierno. El INAH vino y clausuró y tiene un mes que estamos con esto, y sin embargo no había tanta devastación como ahora. Siguen trabajando. Pienso entonces que la justicia es para el rico. Nosotros, campesinos trabajadores de la tierra, no tenemos derecho. Entonces, ¿dónde está el Renacimiento Maya del gobernador? Que venga donde está pasando el problema. Aquí vivimos realmente del campo”, agregó.

La apicultora explicó que entre su familia y sus vecinos han perdido más de 100 cabezas de ganado.

“Quisiera pedirle al gobierno que se nos haga justicia, que haga que esto se pare, porque sin los árboles no tenemos floración para la apicultura, no tenemos pasto para el ganado.”

El director de la Fundación Yansa, Sergio Oceransky, cuestionó la falta de acción institucional y la incongruencia entre los discursos oficiales y lo que ocurre en el territorio.

“El día de hoy, 12 de noviembre, se anunció un convenio entre el INAH y el Gobierno del Estado para proteger, conservar y difundir el patrimonio arqueológico de Yucatán. Sin embargo, el mismo día en que lo anuncian, había volteos trayendo más materiales para seguir tapando los vestigios de esta importantísima ciudad maya. Es una contradicción terrible, una burla”, dijo.

Añadió que el INAH no tomó ninguna medida para hacer cumplir la suspensión y que la omisión permitió que continuara la devastación.

“Necesitamos instituciones capaces de detener la destrucción del patrimonio ecológico y cultural, e investigar y sancionar a los responsables. Pero parece que cuando hay intereses económicos fuertes, estos mecanismos no funcionan”, expuso.

Oceransky informó que el Consejo Comunitario de Kinchil y la Fundación Yansa emprendieron acciones legales para sancionar a los responsables y exigir la restauración del patrimonio arqueológico y ambiental.

“Queremos que la comunidad siga disfrutando de la riqueza histórica y ecológica de Tzemé, y no que sea reemplazada por naves industriales de producción de pollos que generan ganancias solo para los accionistas de CRIO, dejando contaminación y devastación para la comunidad.”

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