Comunidades mayas exigen destituciones en INAH y Profepa por devastación en Tzemé
Acusan a autoridades de permitir que Crío ignore suspensiones y clausuras; alertan riesgo en el cenote Xanilá y exigen protección para defensores del territorio.
Por Redacción
Mérida, Yucatán, a 27 de noviembre de 2025.- Comunidades mayas de Kinchil denunciaron que autoridades federales y municipales permiten, con omisiones sistemáticas, la devastación del sitio arqueológico Tzemé y de áreas de selva, pese a órdenes de suspensión y clausuras oficiales. Exigen la destitución del delegado de Profepa y del director del Centro INAH Yucatán por incumplir su deber de proteger el patrimonio y el territorio.
Integrantes de la comunidad y la Fundación Yansa señalaron que empresas e instituciones “incumplen impunemente órdenes judiciales y clausuras de obras”, luego de que el Consejo Comunitario de Kinchil obtuviera una suspensión provisional en el amparo promovido contra INAH, Profepa, el municipio y la empresa Crío, por la devastación en la antigua ciudad maya de Tzemé. Advirtieron que la empresa pretende mover sus trabajos a otra zona de selva donde se ubica el cenote Xanilá y existen basamentos arqueológicos.
Federico May, del Consejo Comunitario de Kinchil, recordó que se ha cometido etnocidio y ecocidio por parte de Crío en tierras donde está el sitio arqueológico Tzemé, denunciado desde el 17 de octubre. Esto derivó, diez días después, en una orden de suspensión del INAH que —aseguró— la empresa incumplió de manera impune. Relató que miembros del Consejo Comunitario y posesionarios despojados por Crío visitaron el sitio en cuatro ocasiones con la prensa y “constataron que la empresa nunca detuvo los trabajos”.
Añadió que Profepa acudió el 12 de noviembre a realizar la clausura y aun así Crío siguió trabajando, situación verificada y denunciada nuevamente. Lamentó que el comisario ejidal no interviniera y que la autoridad municipal enviara policías “a amenazarles y defender a Crío”.
“Es incomprensible que nos acusan de invasión cuando estamos defendiendo nuestro territorio ancestral”, afirmó. Exigió que “las autoridades castiguen el daño irreparable contra el patrimonio y cultural” y alertó que ahora la empresa busca avanzar hacia el oriente, donde está el cenote Xanilá. “Una apicultura de la zona hizo conocer que gente de Crío le dijo que quite sus colmenas porque ahí harán los trabajos para sus naves en la zona poniente donde está el cenote de Xanilá y hay basamentos mayas”.
Sobre el amparo, subrayó que ya obtuvieron la suspensión provisional y enfatizó: “estamos cansados de tanta inacción del gobierno”.
May expresó su apoyo a Sergio Oceransky ante “videos pagados como publicidad que comprometen su integridad”, luego de que éste obtuviera la suspensión de Ciudad Maderas, “que tienen 1000 hectáreas devastada”. Agregó que esa táctica de difamación se aplica también a los consejos comunitarios: “solo por denunciar ya empezamos a recibir amenazas y a ser difamados”.
“Si no se detiene esto puede pasar un atentado por defender la selva, el agua, el mangle, la cultura, la vida, somos calumniados, nos amedrentan”, advirtió, y cuestionó “¿en qué momento castigarán a los verdaderos ecocidas, a alguna inmobiliaria por los desastres que están haciendo?”. Pidió al gobierno tomar cartas en el asunto, frenar los ataques y establecer medidas de protección para defensores y defensoras del territorio.
Gregoria Dzul, posesionaria afectada por las obras de Crío, expresó tristeza e indignación: “es incomprensible que clausuren las obras y sigan los trabajos, es una burla para los mayas y nuestra forma de sustento”, dijo mostrando chile, orégano, pepitas y elote. Señaló: “si alzamos la voz nos amenazan, nos calumnian con mentiras; mientras queremos defender nos contraatacan… somos gente humilde que nos gusta el campo, no es justo que quienes tienen dinero paguen para difamarnos”.
Fermina Elena Chan, trabajadora del campo, apicultora y parte del Consejo Comunitario, mostró su indignación “por cómo las autoridades federales como INAH y Semarnat no hacen cumplir las clausuras y son permisivas con las empresas”.
Modesta Canul, también integrante del Consejo Comunitario, se presentó como trabajadora del campo que defiende la tierra y el aire. Relató que su trabajo sostiene a su familia cada día y lamentó que “algunas personas interesadas en negociar con nuestra tierra hablan mal de nosotros, pero el pueblo nos conoce como trabajadores del campo”. Recordó que sus ancestros han cuidado las ruinas del Tzemé y describió el daño: “ha sido doloroso ver todo destrozado, es como si fuera que estuvieran rompiendo mi corazón”.
