Crecimiento disperso de Mérida aumenta desigualdad y presión ambiental
Especialistas de la UNAM alertan que la expansión desordenada profundiza brechas socioeconómicas y genera impactos ambientales severos.
Por Redacción / DGCS UNAM
Mérida, Yucatán, a 26 de diciembre de 2025.- Mérida, Yucatán, 26 de diciembre de 2025.- La capital yucateca experimenta un fenómeno de metropolización, caracterizado por la expansión hacia las periferias y un crecimiento disperso que combina desarrollos residenciales, parques industriales y plazas comerciales de manera discontinua, según investigadores de la UNAM.
El investigador emérito Adrián Guillermo Aguilar Martínez, coordinador de la Unidad Académica de Estudios Territoriales Yucatán del Instituto de Geografía de la UNAM, explicó que del año 2000 al 2020 la zona construida en la ciudad prácticamente se duplicó, pasando de 21 mil 103 a 42 mil 186 hectáreas, con más de 300 desarrollos inmobiliarios, concentrados principalmente en la zona norte.
El especialista detalló que la expansión ha sido más rápida que el crecimiento poblacional: de 800 mil habitantes en 2000 a 1.3 millones en 2020. “El patrón de ocupación del suelo es disperso, con manchones por aquí y por allá, lo cual significa que no hay un aprovechamiento racional del territorio y representa una preocupación para la planeación urbana”, señaló Aguilar Martínez.
La ciudad se mantiene atractiva por ser una de las más seguras del país y por su infraestructura y servicios especializados, así como por su proximidad a la playa, zonas arqueológicas y cenotes. Sin embargo, parte de las propiedades se destinan a especulación inmobiliaria, con viviendas en renta o para plataformas tipo Airbnb.
La expansión se da principalmente en corredores hacia el norte, como Puerto Progreso, Conkal, Motul y Sisal, con desarrollos de clase media-alta y alta. Al mismo tiempo, se construyen grandes unidades habitacionales de interés social en el poniente y sur, donde reside la población de menores ingresos.
Aguilar Martínez destacó que esta expansión ha generado desigualdades socio-territoriales: la población de mayor nivel socioeconómico se concentra en el norte y la de menor ingreso al sur, donde la vivienda es de baja calidad, con menor acceso a servicios y presencia de asentamientos irregulares.
El investigador también advirtió sobre el impacto ambiental, incluyendo destrucción de selva baja caducifolia, contaminación del agua por drenaje deficiente y pozos clandestinos, así como mayores emisiones por desplazamientos más largos.
Para lograr un desarrollo sostenible y equitativo, recomendó que la ciudad crezca de forma compacta, con un mejor aprovechamiento del territorio, y que se implementen programas de ordenamiento territorial, acuerdos entre los sectores público y privado, y capacitación técnica y profesional para integrar a la población a los nuevos empleos.
