Delgadez no es sinónimo de salud
Por Cecilia Abreu
“Es una mentira, delgadez no es sinónimo de salud y gordura no es sinónimo de enfermedad; retamos a las dietas (para perder peso) porque, primero que nada, no solo no funcionan, sino que hacen daño”.
La nutrióloga antidietas, Raquel Lobatón Shabot, explicó que la cultura de las dietas es un sistema de creencias que lleva a la idea que la salud es sinónimo de delgadez y la gordura es enfermedad, pero destacó que esto no es una realidad; de hecho, esta creencia orienta hacia las dietas, sin embargo, 95 por ciento de las personas que se someten a este régimen alimenticio para bajar de peso, lo recupera entre dos y cinco años después.
“Si las dietas funcionaran, bastaría hacer una dieta en la vida”, destacó; dos terceras partes de las personas que hacen dietas incluso incrementa más que el peso que había perdido, señaló.
Las dietas restrictivas no funcionan porque se trata de estados de “subalimentación”, es decir, hacen que las personas coman menos de lo que requieren, convirtiéndose en una forma insostenible de vivir y, al romper esas dietas, el cuerpo se encarga de regresar al peso habitual o incluso mayor “como medida de defensa ante la restricción porque el cuerpo no entiende de estándares de belleza, no distingue entre una hambruna voluntaria y una real”.
Esto, explicó, porque el cuerpo no identifica si la hambruna es voluntaria o no, pero sí reconoce que necesita sobrevivir, por lo cual, cuando hay comida al alcance nuevamente, hace todo lo posible para garantizar dicha supervivencia y las dietas se convierten en un ciclo sin salida.
Reconectar con las señales de hambre y saciedad, es un proceso distinto para cada persona, pero lo primero es dejar las dietas y darse el permiso incondicional de comer, apuntó.
“Lo natural es no hacer dieta, los seres humanos nacemos con señales de hambre y saciedad, nacemos con la capacidad de autorregularnos y tomar decisiones asertivas de alimentación”.
Al hacer esto, poco a poco, las personas pueden darse cuenta que es un mito que solamente querrán comer alimentos catalogados como chatarra, sino que esta obsesión llega precisamente con las prohibiciones.
“Es la cultura de las dietas la que nos llevó a desconectarnos de estas señales […] cuando tú estás a dieta te hacen creer que no puedes confiar en tu hambre”.