Opiniones

El tren maya: una planeación territorial inconclusa

Eder Noda Ramírez*

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), anunció en julio del año en curso, la llegada del primer vagón del tren maya y que en este diciembre sería su próxima inauguración, lo que supone el arranque de uno de los proyectos clave para el desarrollo nacional de la Cuarta Transformación (4T), junto con proyectos como el aeropuerto de Santa Lucía y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, todos establecidos en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024. 

Si comparamos con otros sexenios, nos encontramos con uno de los periodos más eficaces de los últimos cuarenta años en relación con la ejecución de proyectos de infraestructura de alto impacto. En el periodo del presidente Enrique Peña Nieto no se concretaron los trenes de México-Toluca, México-Querétaro o el transpeninsular que proponía ir de Quintana Roo a Yucatán (Yáñez, 2018), y otras obras como el controversial Nuevo Aeropuerto Internacional de Texcoco; así como sucedió con en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, obras como el CEFERESO 11 de Hermosillo, la controversial presa Picachos o la trágica línea 12 del metro, fueron proyectos truncados, irregulares, cuestionables o con resultados no favorables. Más allá de la construcción masiva de carreteras y puentes en gobiernos anteriores, la planeación de desarrollo de AMLO, está teniendo más impacto porque se ha enfocado a desarrollar infraestructura en sectores claves como lo es el energético, el industrial, logístico y el turístico, con lo cual demuestra tener una visión nacional del desarrollo y una ejecución clara de proyectos. 

El tren maya, es una obra que se suma a esta visión de Estado, pero principalmente por su impacto en el ordenamiento del territorio del sureste mexicano, utilizando una estrategia de turismo masivo, lo cual responde a intereses estatales y también privados por las fuertes inversiones y beneficios que representa la planicie maya. Este megaproyecto está pensado como una eficiente ejecución de obra para el desarrollo, pero no como una política pública participativa e intercultural a corto plazo y sustentable en el largo; por ello, la planeación del ordenamiento territorial no es un asunto terminado, menos si se aspira a una transformación democrática y al empoderamiento de la vida comunitaria y pública. 

En el Artículo 26º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (Cámara de Diputados, 2023a) es manifestado que el Estado es quien organiza y administra el sistema de planeación democrática del desarrollo nacional. En la Ley de Planeación (LP) (Cámara de Diputados, 2023b) (Artículo 3º) se especifica que, todo lo relacionado a la transformación de la realidad del país como el ordenamiento territorial, el desarrollo urbano, la regulación de la actividad económica, protección del ambiente, entre otros, es parte de la planeación nacional. En el Artículo 4º de esta misma Ley, menciona que es responsabilidad del ejecutivo la planeación con participación democrática de la sociedad, misma que se vincula al Artículo 20º con el adecuado funcionamiento del Sistema Nacional de Planeación Democrática a través de mecanismos de consulta para organizaciones civiles, populares, científicas, empresariales, profesionales, así como a pueblos originarios.

Como el tren maya es una estrategia para el ordenamiento territorial y el desarrollo del sureste mexicano, no es suficiente con las acciones de consulta, planeación, presupuestación y seguridad de la obra, sino todo un esquema participativo de largo alcance y coordinación política, administrativa, jurídica, financiera, comunitaria, civil, ambiental y científica. Por ello, es un proyecto cuestionado a profundidad, no solo por la legitimidad de la obra, sino también por la exigencia de respeto ambiental y a la dignidad sociocultural de los habitantes peninsulares. Esto es una muestra que no ha existido un proceso participativo coherente, democrático, respetuoso a los valores comunales, inclusivo y abierto a los sectores populares, receptivo a los colectivos sociales e instituciones académicas que han advertido los impactos negativos del proyecto y sus intenciones de un reordenamiento territorial ‘desde arriba’, técnica, institucional y comunitariamente desarticulada. 


Un proyecto de ordenamiento territorial, precisa de la visión de la gente local

Por esto, es urgente reasignar la participación tanto a nivel proyecto como a nivel ordenamiento territorial. Con base en lo mencionado anteriormente, en los siguientes párrafos, describiré cuatro elementos necesarios para continuar con los procesos participativos de la planeación territorial. 

1) Realización de otras consultas con la población maya al centro:

Ha sido muy documentado en prensa y en investigaciones académicas que, los procesos de consulta que orquestaron el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) y la Secretaría de Turismo (SECTUR) en el último trimestre del 2019, no cumplieron con los estándares mínimos del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (2014) (OIT), inclusive esto fue señalado por la oficina del Alto Comisionado de la ONU-DH (2019).

Esto se debió a que condujeron mesas de trabajo acostumbradas a los procesos de elaboración de planes de desarrollo sin considerar las cosmovisiones, demandas y prioridades del territorio, la naturaleza o la comunidad de los pueblos originarios, habiéndose tratado de una presentación de beneficios de un proyecto que ya había iniciado. Por tanto, es recomendable, promover nuevamente ejercicios de consulta, no solo del tren maya, sino del ordenamiento territorial peninsular considerando a los pueblos indígenas y las comunidades como principales interesados, de lo contrario se trata de una política de Estado impuesta, no democrática y extractivista. 

2) Articulación local de la planeación territorial:

Los planes estatales y municipales de desarrollo, leyes, normas o programas de las administraciones actuales en los cinco estados por donde pasará el tren maya no tienen articulado este proyecto federal a políticas públicas locales sobre la administración territorial y urbana peninsular. ONU-Hábitat (2020a) realizó un compendio de instrumentos de planeación, donde muestra un comparativo de todos los estados, cada uno con diferencias en la actualización normativa, instrumentos de planificación urbana, gestión del suelo o de recuperación de la plusvalía, haciendo notar la necesidad de homogenizar todo el sistema de la planeación inter e intra estatal.

Asimismo, es importante generar capacidades asociativas para el diseño y la gestión del ordenamiento territorial y urbano, como lo pueden ser las figuras de las contralorías, las comisiones o los comités que inicien procesos autónomos de la construcción de una visión regional del territorio y de planeación de políticas públicas-comunitarias. Pese a los esfuerzos que ha estado haciendo ONU-Hábitat con capacitaciones, talleres, estudios y diagnósticos técnicos, no se ha logrado integrar una política pública de ordenamiento territorial democrática. Esto solo refleja la inmediatez por resarcir una planeación improvisada del Estado, sin alcances profundos en lo ambiental, social y comunitario. 

3) Elaboración participativa de un plan peninsular de reordenamiento territorial:

El proyecto del tren maya no es en sí mismo un tren, sino una política de ordenamiento territorial vertical y no estructurada con estrategias de turismo masivo que pretende generar polos de desarrollo en cada estación; no es inercial sino intencional. El gobierno federal realizó un Plan Integral de Desarrollo (PID) del Tren Maya, en donde se establecen más de 380 obras en 130 localidades de los 35 municipios beneficiados, destacando obras de calle, caminos urbanos y cosecheros, espacios públicos, mercados, infraestructura ejidal e hidráulica, fortalecimiento de la vivienda, entre otros como señaló el titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR), May Rodríguez (FONATUR, 2022). Es posible encontrar el plan de infraestructura de un proyecto pensado y dirigido por el Estado, inspirado en anteriores gobiernos, por ejemplo, el conocido Proyecto Mesoamérica, antes Plan Puebla Panamá en los pasados tres sexenios o la Ruta del Mundo Maya en el periodo salinista.

Pensar en una planeación peninsular resulta ser un ejercicio complejo, porque se trata de un nuevo ordenamiento territorial para toda una región que presenta muchas singularidades, entre ellas las condiciones del subsuelo, la vulnerabilidad de los sistemas kársticos, la contaminación del agua, la erosión ecológica de megaproyectos industriales, la desigualdad, el epistemicidio de los saberes mayas y sus vínculos profundos con la tierra, entre otros. Por ello, es imprescindible elaborar con metodologías de acción participativa o pensadas desde las visiones indígena, comunitaria y popular, un plan de ordenamiento territorial, no solo del tren maya, sino de todo un sistema geográfico, ambiental y cultural del lugar que habitamos, con toda la arquitectura institucional necesaria que, aun así, sigue siendo insuficiente y lejana de sus primeros diseños. 

4) Vinculación con otros mecanismos y derecho de la participación:

El ejercicio participativo de la planeación es incipiente en México, el Estado mexicano se vale de procesos de consulta pública en foros, mesas de trabajo, algunas asambleas en localidades rurales, replicado tanto en los estados como en los municipios, donde se queda solo en el primer momento de andamiaje de los planes de desarrollo. No obstante, es importante tener en cuenta que, la participación es necesaria, primero porque le da sentido y reapropiación a la vida pública y comunitaria; segundo, porque fortalece los sistemas democráticos y conducen estrategias exitosas de programas y políticas (Bronfman y Gleizer, 1994).

Por esta razón, conviene la puesta en marcha de proyectos que incentiven la participación y sus espacios, esta no solo está en el momento de votar o de armar planes de desarrollo. Es importante apuntar que, la participación también se puede dar para discutir y exponer problemáticas comunes y públicas; evaluar y significar la utilización de servicios y bienes públicos; incrementar capacidades de gestión social; ejecutar tareas operativas de la acción pública; o tomar decisiones en diferentes niveles, sectores y uso de recursos para solucionar problemáticas. 

Con base en esto, importa traer al proceso de planeación el derecho de participación, lo que implica continuar rediseñando arquitecturas institucionales que vincule a la planeación con la vida participativa de los asuntos de ordenamiento territorial y el hábitat de la Península yucateca, por ejemplo: regulación del uso del suelo, colaboración social para las cuencas, contaminación del agua, gestión ambiental de sistemas kársticos, protección de cenotes, regulación de las industrias, control de la especulación inmobiliaria, programas interculturales de fomento a la vivienda maya, capacidades institucionales y mitigación de riesgos económicos a municipios y a grupos ejidatarios, entre otros. 

La planeación del tren maya es compleja, porque tiene como fin último el ordenamiento territorial de la Península de Yucatán. Sigue estando inconclusa a casi cuatro años del arranque de la obra que está por iniciar operaciones en diciembre, sin ninguna articulación institucional y comunal que salga de una participación regional democrática. Ya es momento de descubrir binomios responsables con el entorno, los pueblos originarios y los sectores populares, en términos de una gobernanza ecológica y territorial. 

*Eder Noda Ramírez es Dr. en Ciencias Sociales y Políticas; 
Investigador visitante en el CIR Dr. Hideyo Noguchi, Unidad Ciencias Sociales de la UADY.
Miembro del SNI
IG: @eder_noda; F eder.noda

Referencias

◘ Cámara de Diputados. (06 de 06 de 2023a). Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Obtenido de Biblioteca de Leyes: https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/CPEUM.pdf
◘ Cámara de Diputados. (08 de mayo de 2023b). Ley de Planeación. Obtenido de Biblioteca de Leyes: https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LPlan.pdf
Bronfman, M. y Gleizer, M. (1994). Participación comunitaria: ¿necesidad, excusa o estrategia? O de qué hablamos cuando hablamos de participación comunitaria. Cad. Saude Públ., 10(01), 111-122.
◘ FONATUR. (26 de junio de 2023). Avanza Plan Integral de Desarrollo del Tren Maya; hace valer principios fundamentales de la 4T: Javier May. Obtenido de Prensa Gobierno de México: https://www.gob.mx/fonatur/prensa/avanza-plan-integral-de-desarrollo-del-tren-maya-hace-valer-principios-fundamentales-de-la-4t-javier-may
◘ OIT. (2014). Convenio Núm. 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales. Perú: OIT-ONU.
◘ ONU-DH. (19 de diciemnbre de 2019). ONU-DH: el proceso de consulta indígena sobre el Tren Maya no ha cumplido con todos los estándares internacionales de derechos humanos en la materia. Obtenido de Comunicados Naciones Unidas DH: https://hchr.org.mx/comunicados/onu-dh-el-proceso-de-consulta-indigena-sobre-el-tren-maya-no-ha-cumplido-con-todos-los-estandares-internacionales-de-derechos-humanos-en-la-materia/
◘ ONU-Hábitat. (2020). Opciones de desarrollo de proyectos alrededor de las estaciones del Tren Maya. Obtenido de Publicaciones Proyecto de Desarrollo Integral y Urbano de la Región Sureste de México: https://publicacionesonuhabitat.org/onuhabitatmexico/Opciones-de-desarrollo-TM.pdf
◘ ONU-Hábitat. (2022). ONU-Habitat proporcionó apoyo sustantivo y técnico al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR). Obtenido de Desarrollo Integral Territorial y Urbano de la Región Sureste de México: https://onuhabitat.org.mx/index.php/tren-maya
◘ Yáñez, B. (19 de noviembre de 2018). 6 obras de infraestructura fallidas de Peña Nieto. Obtenido de Expansión: https://obras.expansion.mx/infraestructura/2018/11/19/6-obras-de-infraestructura-fallidas-de-pena-nieto

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