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Estado violenta a las infancias al no atender la violencia vicaria

Por Cecilia Abreu

“Hay muchos menores que se están violentando en el Estado, ¿quién está violentando a los menores? El Estado, ¿los Juzgados a quién pertenecen? Al Estado, ¿quién manda a los jueces? El Estado”, visibilizó Natyluz P.L., madre víctima de violencia vicaria; quien pide a las autoridades trabajar en el tema en pro de los derechos de la niñez.

La madre, explicó que le quitaron a su hija desde que la niña tenía un año y ocho meses, “mi papá me quitó a mi hija encerrándome, injustamente, en un anexo, acusándome de alcóholica y drogadicta, se me hicieron las pruebas toxicológicas en la Fiscalía General del Estado de Yucatán, las cuales salieron negativas”; a pesar de eso, continúa en la lucha por recuperar a su hija, incluso tras la muerte de su padre.

La documentación entregada por la Fiscalía se la dio a los Juzgados Familiares, sin embargo, a cinco años desde que todo inició no ha conseguido que su hija vuelva a casa; y, lamenta que “queda claro que la han manipulado (a la niña)”, pues un año después de que todo comenzó, acudió al Centro de Convivencia Familiar del Estado de Yucatán (Cecofay), donde su hija la saludó diciendo “mamá”, situación que sorprendió a quienes vigilaban, pero en la siguiente visita, la niña expresó que ella no es mamá, sino muchacha porque así le había dicho su abuelo.

Tras esto, narra la madre, recibió una denuncia por abuso sexual en el Cecofay contra su hija “donde hay un montón de cámaras y psicólogas” y, tras todas las pruebas que le realizaron a la niña, se demostró que no hubo tal abuso; a pesar de ello, la niña sigue con su abuelo y, cuando éste fallece en 2019, Natyluz pidió la custodia, “me es negada porque dicen que la niña ya convivió mucho tiempo en ese lugar y ahí se va a quedar”.

En septiembre de este año, su caso tendrá la sentencia final y teme que la custodia no le sea entregada, “y todo esto es debido a la juez que no me ha permitido convivir con mi hija”; actualmente, la pequeña vive en casa de una tía política, con quien convivía su abuelo, pero la madre señala que ni siquiera tienen un parentesco consanguíneo.

Yo pido justicia, que tomen en cuenta todo esto, no solo a mí me están violentando…”.

También Mangerly U.S. está en espera de la resolución de su caso desde el 2016, pues desde ese año se quedaron con su padre, pero asegura que él no tiene el tiempo suficiente para estar con las dos hijas de 10 y 8 años; además ellas mismas huyeron de la casa donde vivían con él, su esposa y su hijo, pues acusaron de maltrato en ese lugar.

Hace ocho meses, las dos niñas llegaron a la casa de su madre para pedir refugio y denunciar lo que estaban viviendo, ante esto, la madre decidió acudir con ellas inmediatamente a la Secretaría de las Mujeres, quienes la canalizaron a la Procuraduría de de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Yucatán (PRODENNAY), en donde interpusieron su denuncia y quedó asentada luego de comprobar que esto no fue manipulación de nadie, sino una denuncia de los hechos.

Mientras ella cuenta lo que ocurre en su núcleo familiar, de fondo se escucha la protesta en voz de Ligia Canto, pidiendo a la sociedad que sume fuerzas para exigir justicia por los derechos de la niñez.

Yo lo único que pido, que no me quiten a mis hijas“, pues lamenta que la juez está ordenando que regresen con su padre e incluso ha pagado una multa por ello, pero las niñas no quieren regresar a casa de su padre por ser víctimas de violencia física y psicológica.

Durante la protesta, también una abuela que llegó al juzgado a exigir la pensión para su nieto, tomó la palabra para pedir ayuda, pues lamenta que tuvo una larga lucha por la custodia de su nieto y, ahora, cada mes tiene que luchar también para que su padre entregue la pensión; esto, dijo, implica tener que gastar en los pasajes para llegar, además del tiempo que le quita a trabajar que también es dinero.

Su hija tiene discapacidad intelectual y es por eso que ella, como abuela, se hace cargo del pequeño; pero pide que ya no tenga que vivir este tormento para exigir los derechos de su nieto cada vez que debería recibir la pensión; ahora, lleva dos meses sin recibir el recurso para el niño de cinco años y éste, señala, tiene necesidades y desconoce si hay o no dinero, simplemente tiene que cubrir sus necesidades básicas.

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