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Femhouse, proyecto donde las mujeres se empoderan y son independientes para mantener y reparar su hogar

Por Cecilia Abreu

“Nos hicieron creer que como mujeres ‘no somos capaces de hacer esas cosas’, como mujeres ‘no tenemos la fuerza para hacer esas cosas’, ‘no es una cosa para mujeres’ y eso es lo que venimos aprendiendo toda nuestra historia y cuando haces este tipo de cosas te das cuenta de que no es cierto”, sensibiliza Analúa Fenton, quien, además, reconoce que ni siquiera se requiere tanta fuerza para estas labores, porque para eso existen las herramientas.

Analúa Fenton Espinosa y Karina Rendón Barquet son dos mujeres fuertes, lo sabes desde que las miras… Y no hablo de fuerza física, sino interior.

Juntas, dan vida a Femhouse, un proyecto que, más allá de brindar servicios eléctricos y de mantenimiento, provoca que las mujeres mismas se empoderen pues, además, ofrecen capacitaciones y crean redes con empresarias y otras trabajadoras de su sector.

Para Analúa, este proyecto nació porque era necesario: “empecé ayudándole a mis amigas a hacer ciertas reparaciones en sus casas” y fueron ellas quienes la motivaron para convertir sus conocimientos en negocio.

Foto: Cecilia Abreu

Ella, viendo el panorama, decidió emprender el rumbo hacia la creación de este espacio seguro al darse cuenta de que, en efecto, era una necesidad que no se estaba cubriendo; esta seguridad, es de doble vía, pues ella al realizar el trabajo puede estar tranquila y, del mismo modo, sus clientas.

Pero, además, ella misma les empezó a enseñar mientras hacía las reparaciones, interviene Karina; “a través de las necesidades de las demás chicas fueron determinando muchas de las demás cosas que hoy somos y queremos ser […] Somos un resultado de una necesidad”.

Foto: Cecilia Abreu

La necesidad fue tal, que ahora no solamente ofrecen servicios de mantenimiento y reparación, sino que también imparten capacitaciones y ya cuentan con sus propios manuales y, para quienes así lo deseen, hasta podrán certificarse ante la SEP tras tomar sus talleres.

Al nacer de este modo (por la necesidad), iniciaron con las herramientas que ya tenían y fue poco a poco que comenzaron a comprar más; “nuestra motivación más cabrona ha sido que valoran mucho que existamos”, expresa Karina, pues reconoce que suelen recibir mucha gratitud después de ofrecer algún servicio o taller.

Aunque ahora llevan cuatro años desde que emprendieron, continúa siendo complejo para ellas competir con los precios del mercado, pues fomentan los pagos justos y, al mismo tiempo, orientan a las mujeres sobre el servicio para el que fueron contratadas por si incluso ella quisiera realizarlo por sí misma en un futuro.

Sin contar que, en muchas ocasiones, los trabajadores realizan las reparaciones ‘al ahí se va’, mientras que ellas procuran dar la mejor calidad posible, motivo por el cual, incluso si les piden un servicio y no saben realizar el trabajo, prefieren decirlo honestamente y no hacerlo antes que entregar algo sin la calidad necesaria.

“La idea no es que nos vuelvan a contratar”, empieza Karina… “Nuestro propósito es la independencia de la mujer”, finaliza Analúa.

Foto: Cecilia Abreu

Celebran cuando una clienta les dice que luego de haberles explicado algo, ellas mismas pudieron realizar alguna reparación en su hogar, “imagínate a los 70 estar rompiendo esas barreras”, pues en sus capacitaciones han recibido desde niñas de alrededor de 14 años hasta de 70 y tantos.

La realidad es que “cuando se proyecta un espacio no está pensado para su mantenimiento”, dijo Karina, apuntando que, por ejemplo, el techo nunca es accesible y, como parte de sus servicios, ofrecen realizar la instalación para que pueda ser más sencillo (el mantenimiento).

Hacer que Femhouse sea posible, no es tarea sencilla, “hay mucho trabajo detrás de no querer replicar un sistema capitalista que también es patriarcal, entonces nos aliamos con otras chicas que son dueñas de otros negocios, carpinterías, aluminios, cualquier cosa que las clientas nos piden, tratamos de hacer estas alianzas…”, explica Karina y Analúa complementa “para impulsar el negocio de otras mujeres”.

Del mismo modo, capacitan a más mujeres sobre otros servicios además de plomería y electricidad, para que puedan ofrecer más servicios, “siempre estamos buscando que crezca con mujeres”, resaltó Analúa.

Lamentaron que fuera complicado encontrar a mujeres en estas áreas, sin embargo, notaron que hay muchísimas interesadas en aprender, pues cuando convocaron buscando de áreas específicas (herrería, carpintería), solían recibir comentarios como “yo no sé nada, pero puedo aprender” y la mitad de las interesadas estaba en esa situación.


¿Cómo aprendieron sobre este trabajo?

Cuando Analúa tenía 16 años ya vivía sola y no tenía los recursos suficientes para contratar a alguien que le hiciera las reparaciones de su hogar, aunado a esto, no se sentía segura al estar en su casa sola con hombres que le realizaran el trabajo, fue así que comenzó a aprender.

La cuestión eléctrica no le representó mayor problema, pues es artista enfocada en la parte de iluminación, mientras que sobre plomería fue aprendiendo sobre la marcha, siempre manteniéndose en constante investigación.

Karina, por su parte, estudió arquitectura, por lo que también tenía cierta noción de conceptos y compartieron saberes, pues ella tenía mayores conocimientos sobre plomería, convirtiéndose en un excelente equipo.


¿Por qué comenzaron a dar capacitaciones?

Según el sistema patriarcal, visibiliza Karina, “las mujeres habitan un espacio que no conocen, que no entienden como funciona, pero la tienen que tener limpia (la casa), la habitan 24/7”… y continúa Analúa “y tienen que esperar a alguien para que hagan las cosas que ellas requieren en ese momento”.

“Eres responsable de algo que no sabes cómo funciona y esa incertidumbre nos pone en una posición vulnerable”, lamenta Karina. “Es esta cuestión de ser seres humanos independientes”, complementa Analúa, por lo que, desde su visión, estos conocimientos sobre el mantenimiento y reparación del hogar deberían ser básicos para todas, todes y todos.

Viendo que ese es un modelo insostenible para sobrevivir y ser independientes, no solo desean crear un nuevo modelo de negocio, sino que quieren hacerlo evitando prácticas patriarcales, por eso, al darse cuenta de que no era tan sencillo encontrar a mujeres que ya contaran con conocimientos sobre determinadas áreas, decidieron capacitarlas ellas mismas.

Durante un tiempo, tuvieron que cerrar sus servicios para poder realizar esas capacitaciones, pues al ser únicamente ellas dos, no podían cubrir ambas cosas al mismo tiempo; una vez que ellas ya contaron con la preparación, entonces las llamaban para dar determinados servicios.

Foto: Cecilia Abreu

Sin embargo, para que fuera sustentable para las trabajadoras, tenían que ser servicios de 500 pesos por lo menos. “Hemos ido a pasos de bebé, muy lento para hacer estas vinculaciones y pagos justos”.

En sus talleres, lo primero que enseñan son las medidas de seguridad, así como la forma de reaccionar si llegan a tener un accidente.
Enseñar sobre el tema, les parece fundamental porque transforma, “en el momento en el que aprendes todas estas cosas tienes un dominio sobre tu casa que es mágico”, dice Analúa; “la habitas de otra manera”, expresa Karina.

Al ser quienes comparten estos conocimientos, cuentan que suelen preguntarles si empoderan a las mujeres y la respuesta de Karina es clara y firme “NO, ellas se empoderan solas”… Analúa extiende “solo les damos herramientas para su propio empoderamiento”.

Foto: Cecilia Abreu

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