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México debe adoptar acuacultura regenerativa para frenar el deterioro de especies marinas, advierte especialista

El IMIPAS plantea que el país debe cambiar su modelo pesquero y acuícola hacia uno regenerativo ante el cambio climático que impacta ya la temperatura del océano a las especies marinas.

Por David Rico

Mérida, Yucatán, a 05 de diciembre de 2025.- El doctor Víctor Manuel Vidal Martínez, titular del Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables (IMIPAS), advirtió que México enfrenta un punto de quiebre para redefinir su relación productiva con los océanos, y urgió a colocar la acuacultura regenerativa como una estrategia nacional ante los efectos acelerados del cambio climático sobre las especies marinas.

En el marco del 5º Summit Latinoamericano por la Sostenibilidad Pesquera y Acuícola que se lleva a cabo en Mérida, planteó que el país debe “pensar nuestra relación productiva con los océanos bajo criterios de sostenibilidad, inclusión y resiliencia climática”, pues México se encuentra ante la “posibilidad real de redefinir su modelo pesquero y acuícola hacia uno más competitivo, regenerativo y socialmente justo”.

Aunque reconoció retos evidentes —como el impacto del cambio climático en los ecosistemas costeros, la variabilidad en la productividad marina, la necesidad de fortalecer la trazabilidad, el ordenamiento y la vigilancia, y la presión creciente sobre las comunidades ribereñas— insistió en que “estos desafíos no pueden ignorarse, pero tampoco deben verse como barreras, sino como catalizadores de la innovación”.

Afirmó que el país cuenta con ventajas estratégicas como una de las zonas económicas exclusivas más grandes del mundo, una enorme diversidad de especies de alto valor, comunidades costeras con conocimiento tradicional y un sector acuícola que ya ha demostrado capacidad de crecimiento en peces marinos, moluscos, crustáceos y sistemas especializados.

Vidal Martínez destacó que la llamada “transformación azul” abre nuevas posibilidades con tecnologías de monitoreo, acuacultura regenerativa, cadenas de valor digitalizadas, créditos de carbono azul y modelos de financiamiento que permiten que la pesca artesanal mejore su competitividad y que la acuacultura se consolide como motor de seguridad alimentaria. “Esto abre la puerta para que México impulse soluciones basadas en la naturaleza que generen bienestar económico y protección de los ecosistemas”, dijo.

En ese contexto, reiteró que la acuacultura regenerativa es una de las alternativas más viables para enfrentar el cambio climático y sus consecuencias en la distribución, reproducción y supervivencia de numerosas especies. Explicó que el calentamiento del océano modifica la geografía de los organismos, “aleja a los animales cuando hay más calor”, altera la fenología y afecta procesos reproductivos, incluidas las larvas.

Para la maricultura, señaló que el país ya cuenta con laboratorios y personal capacitado para cultivar organismos como mero y lisa, y liberarlos al medio para renovar poblaciones y sostener la actividad pesquera. “Para liberarlos y renovar las poblaciones y que haya de alguna forma organismos que puedan capturarse por las pesquerías”, indicó. Apuntó también al ostión como alternativa viable porque sus conchas capturan carbono y contribuyen con créditos de carbono azul.

Sobre las especies más impactadas por el calentamiento mencionó pepino de mar, erizos y langostas, además de advertir sobre la creciente acidificación del océano. “Los caracoles, por ejemplo, sus conchitas se hacen más delgadas y eso las hace más fáciles de depredar, tenemos que trabajar con acuacultura regenerativa de moluscos”, reiteró.

Recordó que la temperatura global del océano aumentó 1.5 grados en la última década y que actualmente fluctúa entre 28 y 31 grados, un cambio que calificó como “fuerte para las especies”, que “no están acostumbradas a un cambio tan rápido”.

Por ello, afirmó que el país vive “un momento histórico” para transitar de un modelo extractivo a uno verdaderamente regenerativo: “De ver al océano no sólo como un proveedor de recursos, sino entenderlo como un aliado en la resiliencia climática, la innovación y el desarrollo comunitario”.

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