Género y Derechos Humanos

Nuevas paternidades son posibles

Por Cecilia Abreu

“La violencia se ha normalizado durante muchos años, vivimos en una cultura machista y en la paternidad hay ideas muy arraigadas”, lamenta Alan Winston Cerón, psicólogo con maestría en atención integral y diplomado en intervención en violencia.

A los hombres, explica, desde pequeños les enseñan que tienen que ser la autoridad y proveer, por lo que “aunque es cierto que no existe un manual de cómo ser papá, aprendemos a través de nuestra propia experiencia de vida”; ejemplificó que los golpes, las nalgadas, suelen tomarse como si fueran una forma de disciplinar, “pero realmente no lo es, es una violencia”.

Invita a cuestionar esos aprendizajes que han adquirido, ya que al ejercer este tipo de violencias normalizadas transmiten miedos e inseguridades a las infancias y, cuando crecen, su relación padre-hijx, se va fracturando, a la vez que también ejercen esas violencias en su vida adulta.

Esto, puede transformarse iniciando con autoanálisis para ser conscientes de que están ejecutando estas violencias, por lo que educar de una mejor manera, es necesario analizar y cuestionar la propia niñez “y ser honesto conmigo mismo”: ¿realmente el uso de la violencia me sirvió?; enfatizó que hay un discurso automático que justifica la violencia con frases como “gracias a las nalgadas soy un hombre de bien”, sin embargo, esto solo es maquillar lo ocurrido.

Expresa que reconocer haber vivido esa violencia es muy fuerte, pero es necesario realizar esta reflexión y análisis para aceptar las repercusiones que los golpers tuvieron en primera persona para romper con esas ideas, “expresar abiertamente el daño que me generó sería un muy buen comienzo para cortar con la cadena de ejercer una paternidad y ejercer una diferente, saludable, sin el ejercicio de la violencia”.

“Hay muchos papás que no saben que existe una escuela para padres, no lo han escuchado hablar” y esa es una de las estrategias para actuar diferente, informa; asimismo, informarse por cuenta propia, invertir tiempo “si yo quiero tener una paternidad saludable con mis hijos y con mis hijas, primero que nada tengo que tener mucha paciencia, dedicarles tiempo, atención”.

Es importante, explicarles las cosas, a su nivel, para que sepan qué no están haciendo bien y cómo hacerlo; pero también premiarles cuando hagan las cosas correctamente “porque vivimos en una cultura en la que le damos más importancia a lo negativo”.

Otro punto fundamental, apunta, es “expresarles de manera natural lo que sentimos” y suelen elegir el enojo como la única forma de manifestar lo que sienten, por lo que ser sensible a sus emociones y expresarlas de forma asertiva “es un buen inicio para estas nuevas paternidades”.

Deja un comentario