Cultura

Primus y una actuación perfecta, apoteósica

En el Festival Hipnosis me convencí que la leyenda del bajo, Les Claypool, es casi un Dios y que Primus es su obra divina, porque la actuación que tuvo la banda la noche del sábado aquí en la Ciudad de México es de otro mundo, incomparable, sublime, perfecta.

Primus desplegó ese sonido fuerte, intenso, que entra por los oídos, hace explotar el cerebro, se alberga en lo más profundo del corazón y, en automático, hace que las piernas salten cargando al cuerpo con cada nota. Tocaron un repertorio de piezas propias e interpretaron el disco A Farewell to Kings de Rush

Por David Rico

Ciudad de México, 06 noviembre 2022.- En el Festival Hipnosis me convencí que la leyenda del bajo, Les Claypool, es casi un Dios y que Primus es su obra divina, porque la actuación que tuvo la banda la noche del sábado en la Ciudad de México es de otro mundo, incomparable, sublime, perfecta.

El cartel de este festival logró juntar a dos de las mejores bandas del rock moderno, herederas del progresivo: The Mars Volta y Primus. Antes de ellos, Chicano Batman tuvo una buena actuación, calentó como se debe el escenario, como cuando tocó el cover Paranoid de Black Sabath.

La gente esperaba con ansias a Claypool, eso es innegable, al prodigio del bajo, ese que ha hecho del instrumento una extensión de su cuerpo, lo domina, se funde con él y lo hace sonar a la perfección; vuela por las notas, por las agudas y las graves, siempre directo, con un sonido fuerte, intenso, que entra por los oídos, hace explotar el cerebro, se alberga en lo más profundo del corazón y, en automático, hace que las piernas salten cargando al cuerpo con cada nota.

Cuando Chicano Batman tocaba en el escenario contiguo Claypool salió detrás del escenario, el suyo, del que se apropiaría después, y la gente lo vio. Miles de personas estaban ya esperando a Primus. Se le vio, como es común, con una gorra, barba canosa y pelo largo casi al hombro. “Ahí está Claypool, ¡no mames!” “Primus, Primus, Primus”. “Es Dios”, empezó a gritar la gente que le tiene un respeto grande.

No pasó mucho tiempo cuando el trío saltó al escenario y no se guardó nada; desde el minuto uno Claypool tomó su bajo e hizo sonar las notas, con la seguridad, desfachatez y talento que lo caracterizan. Lanzó sin piedad Those Damned Blue-Collar Tweekers y lo que vino a continuación fue intenso, apoteósico.

La gente empezó a brincar en automático, a gritar, a corear el nombre de Claypool. Unos no esperaban tanto de la banda, según dijeron, yo sí, debo confesarlo, y siempre creí harian mejor papel que The Mars Volta, aunque eso puede estar a debate, desde luego. Pero creo que dejaron la vara muy alta y los liderados por Omar Rodríguez y Cedric Bixler-Zavala no destacaron como yo esperaba.

Como quien camina o habla de manera natural, él toca el bajo, con una maestría prodigiosa que ya todos conocemos, con un sonido perfecto. Cada nota entra pura al cuerpo y hace vibrar. Primus tocó seis canciones, antes de llegar al tributo a los canadienses de Rush, intepretando, también de forma magistral, el “A Farewell To Kings” de la histórica banda del Progresivo.

Pero para que ese momento llegara Primus y Claypool tenían mucho que dar; con esta desfachatez que tiene un músico que se sabe casi perfecto, que domina el instrumento, o los instrumentos, porque Claypool usó tres hermosos bajos, para tocar piezas como Wynona’s Big Brown Beaver, Follow the Fool, Frizzle Fry.

De pronto se empezó a observar movimiento entre el público que estábamos cerca del escenario, todos caminaban hacia los costados, dejando un espacio en el centro, donde hombres y mujeres estaban listos para armar el slam y para cuando empezó a sonar My Name Is Mud y Jerry Was a Race Car Driver fue de lo más intenso, hermoso, talentoso, todos disfrutando.

La interpretación músical de Claypool, la guitarra, la batería, se mezclaron con un buen espectáculo de imágenes y luces, que complementaron la fiesta. Es de destacar el ambiente de gozo, emoción, buena onda que reinaba en el ambiente. Por ejemplo, cuando terminó el slam, modos se fundieron en abrazos y saludos.

Tocó el turno a un recorrido por el disco de A Farewell to Kings de Rush, el tributo de Claypool a una de sus bandas favoritas, que terminó con la interpretación de Cygnus X-1. No podría haber mejor banda que haga un cover de Rush. Con Primus suena perfecto. Les, por su parte, algunas veces dejaba el bajo un momento y se apropiaba de los teclados. Incluso, a veces la voz de Les se parecía a la fe Geddy Lee.

La banda cerró una magna presentación, perfecta a mu juicio, con Tommy the Cat, un clásico que puso a brincar a todos, sin más, a gritar, a disfrutar de una noche a la que todavía le faltaba la interpretación de otra banda grande: The Mars Volta.

“Say baby do you wanna lay down with me? Say baby do you wanna lay down by my side?Ah baby do you wanna lay down with me?”.

No sé si Primus dejó muy altas expectativas, pero a mi juicio, quienes le siguieron en el otro escenario no destacaron como me hubiera gustado, pero también dieron un excelso concierto. No está ni puede estar a debate, la calidad de The Mars Volta.

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