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Qué lo mágico no se convierta en embrujo para Sisal

Por Lorena González Boscó y Cecilia Abreu

Después del emperador Agustín de Iturbide (1822-1833) los aires de la realeza en México volvieron treinta año después con Maximiliano de Habsburgo (1864-1867) y la Emperatriz Carlota, cuyo arribo a México tuvo como primer punto de toque el Puerto de Sisal en Yucatán.

“… Caminamos sobre un tapete de conchas blancas hasta la casa prevista para descansar…”

Así se refirió la emperatriz sobre el camino transitado hacia la hacienda de Hunucmá donde paso su primera noche en el Imperio a gobernar, y que hoy sigue en pie para ser vista desde afuera por propios y fuereños en Sisal, lo que seguramente, además de la belleza de la costa, este hecho le valió un punto más al lugar a la vista de los gobiernos federal y estatal para hacer de Sisal un Pueblo Mágico.

¿Qué le da la magia a un pueblo en México? De acuerdo con la Secretaría de Turismo Un Pueblo Mágico es una localidad que tiene atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes, cotidianidad, en fin magia que te emanan en cada una de sus manifestaciones socio-culturales, y que significan hoy día una gran oportunidad para el aprovechamiento turístico.

Ese aprovechamiento turístico que menciona Sectur puede hacer que la magia se convierta en embrujo, Itzel Chan en una nota para NotiCaribe (28.06.2023) ‘Turistificación’ desplaza a pueblos originarios de Valladolid e Izamal, menciona: “La llegada masiva de turismo a zonas de Valladolid e Izamal, entre otros sitios de la Península de Yucatán, ha ocasionado el desplazamiento de pueblos originarios debido a que la vida se vuelve ‘incosteable”.

La sentencia, al parecer se cumple como los nos lo asienta Emma Rosa May, empleada de una tienda de artesanías en Sisal.

“Desde que fuimos nombrados Pueblo Mágico, no ha venido el turismo que prometieron, no vemos mucho la diferencia en ventas, ni siquiera los fines de semana vemos grandes diferencias. Lo que se saca es para mi sueldo y queda muy poco para invertir.”

Además de la falta de la bonanza económica, Emma advierte también: “Lo que si nos preocupa es la venta de terrenos eso es lo que nos da miedo y preocupa, no sabemos que tipo de personas vayan a llegar acá. Aquí la gente del pueblo es humilde, son pescadores, trabajadores. Nos da miedo que nuestros hijos corran riesgos como empieza a pasar en Progreso, Celestún“.

Otro punto de vista sobre el tema lo tiene Francisco Ruiz Acota, quien es originario de Veracruz y desde hace 8 años vive en Sisal y trabaja en una operadora turística: “En vacaciones se empieza a concentrar el turismo en Sisal, y más ahora que se conoce que es Pueblo Mágico ha mejorado un poco la afluencia. Los servicios que brindamos oscilan entre los 600 y mil 800 pesos por persona”.

Los precios, nos cuenta Francisco se han modificado un 10% desde que Sisal se conviertió en Pueblo Mágico.

“Decidimos venir aquí porque nos dijeron que Sisal era un pequeño Cancún y vimos fotos en Internet de la playa y la arena y por es venimos, aun cuando Progreso era más cercano a Mérida”, comenta Aylinee González, turista proveniente de la Ciudad de México.

La referencia para estos turistas, no era que Sisal fuera un Pueblo Mágico, sino que la recomendación para llegar ahí, era lo parecido a Cancún.

De acuerdo con la visión de los entrevistados, ser Pueblo Mágico, no vino acompañado de la difusión esperada y con ello las visitas que movieran la economía prometida.

Lo que sí es evidente que el embrujo de las desorrallodaras inmobiliarias permea el sitio, y por ende una escalada de precios.

Ojalá la magia de este pueblo pueda contrarrestar el desplazamiento de su gente que se avecina ante la llegada de los fuereños con usos y costumbres distintos a los de los lugareños.

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