Género y Derechos Humanos

Saberes ancestrales de mujeres rurales, aporte a la medicina con DDHH

Por Cecilia Abreu

Las mujeres rurales cuentan saberes ancestrales como parteras y sobre herbolaria, conocimientos que les permiten abonar a la medicina moderna, pero con una visión que respeta los derechos de pueblos originarios.

En este Día de la Mujer Rural, la doctora en trabajo social y coordinadora en Casa Huapango, María Ermila Moo Meceta, visibiliza que hoy en día la medicina moderna suele faltarle al respeto a las mujeres indígenas, a su cosmovisión y cultura.

En contraste, la también enlace con mujeres indígenas, explicó que la medicina ancestral cuenta con un ritual que respeta el cuerpo, el alma y la mente de las personas (y sus prácticas ancestrales).

Invitó a tomar conciencia sobre la importancia de reconocer, valorar y posicionar el conocimiento ancestral (herbolaria, partería) de las mujeres indígenas como una aportación a la medicina.

Falta posicionar, falta reconocer y darles los apoyos necesarios (a las mujeres indígenas) para dar a conocer estos quehaceres ancestrales“, pues aseguró que no se trata de competencia con la medicina moderna, sino aportaciones a la misma.

Desde su mirada, es una alternativa sabia y sana que respeta los derechos humanos de las mujeres y, en general, los derechos de pueblos originarios.

Actualmente, lamentó, falta de credibilidad a sus saberes como parteras o sobre herbolaria; y en especial las juventudes “difícilmente creen en esto, hasta son cuestionadas las mujeres”.

Esto, dijo, se hace evidente con las parteras al notar que las mujeres embarazadas no siempre acuden con ellas para que reciban a sus bebés.

“Las mujeres indígenas todavía están invisibles en este quehacer que tienen y es sumamente importante su aporte a la economía y a la sociedad, pero todavía hay una invisibilidad a su trabajo”.

Exhibió que las mujeres desde el ámbito rural aún requieren de luchar para alcanzar apoyos para realizar su labor y, aún con la falta de reconocimiento a sus saberes ancestrales en las ciudades, en comunidades rurales del oriente —Sotuta, Yaxcabá, Tixcacaltuyub—, le han manifestado que confían en la medicina tradicional por encima de la moderna.

Hizo un llamado para que las autoridades establezcan diálogo con las mujeres rurales y concreten acciones que contemplen un enfoque intercultural y de derechos humanos en los servicios médicos para que las comunidades indígenas reciban el ejercicio de sus derechos como toda persona.

Además, motivó a las mujeres rurales a continuar luchando desde la colectividad organizándose para hacerse visibles y alzar la voz en pro del reconocimiento de sus derechos humanos.

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