Se produce mariguana en Yucatán, la flor se vende hasta en 6 mil por kilo
Se espera que en tierras del Cono Sur se estén produciendo plantas legales de cannabis en 2022 o 2023, pero ya los campesinos están cultivando y comercializan la flor en precios que van de 4 a 6 mil pesos por kilo y “siempre hay disposición”.
Por David Rico
Mérida, Yucatán, 20 noviembre de 2021.- Desde el 2013 ya llegaba a Mérida flor de cannabis que se producía en Cholul, Ticul, Santa Gertrudis Copó y algunas otras comunidades, pero la producción se abandonó un tanto porque empezó a llegar producto de mejor calidad de estados como Puebla o Jalisco, pero hoy se trabaja ya para reactivar esta producción y, sobre todo en el Cono Sur, que tiene las tierras más aptas y se podrían tener plantas legales el siguiente año o en el 2023.
Alberto Centeno García, representante del Frente Cannabico del Sureste, dijo que, si bien no se puede revelar el punto exacto, ya se está sembrando en comunidades del Cono Sur y se les compran la flor de productores en milpa, que la venden en precios que van de 4 a 6 mil pesos por kilo.
–Son personas que siempre lo han hecho, pero no tenían visión de volverse empresario o de emprendimiento, pero llegamos y les dijimos que está lo de la solicitud de cultivo y si quieren entrarle. Hay comunidades que ya están produciendo a gran escala y otras, en el Cono Sur, que tienen seis u ocho plantas en sus casas, y lo están haciendo para aprender, indicó.
Explicó que, siendo las tierras más aptas, las plantas se cultivan en el Cono Sur y se compra la flor, que se manda a la zona henequenera o a la zona costera, donde no es tan bueno el suelo. Ahí se transforma en diferentes productos, como cremas faciales, pomadas para el dolor, gotas para dormir o para problemas intestinales.
–Se transforman ahí y para vender en centros urbanos como Valladolid, Tizimín, Mérida, dijo.
Sobre la producción que actualmente hay en el Cono Sur, dijo que no se tiene un número, pero se les compran “alrededor de un kilo al mes y siempre tiene”.
–Cuando es baja la temporada, le bajan un poco el precio; por ejemplo, la temporada es entre marzo a septiembre, y de octubre a febrero baja el precio y de noviembre a diciembre sube el precio. Pero de marzo a septiembre siempre tienen la disposición y no lo venden en 4, 5, 6, mil pesos el kilo, flor de cannabis, expuso.
A través del proyecto Extensionismo Cannábico Rural, del Frente Cannábico del Sureste, se está trabajando con las comunidades en talleres para cultivo, producción de diferentes artículos a partir del Cannabis, entre otras acciones.
–Lo que pretendemos es, como ya existe la jurisprudencia y la declaratoria general de inconstitucionalidad, metemos el trámite de solicitud y como tienen que decirnos que sí, solo esperamos el recibido y empezamos, expuso.
–¿Cómo empezamos? Con talleres de transformación, donde usamos la flor. Ahora no es temporada de cultivo, empieza en marzo, abril, mayo y para esas fechas ya nuestra solicitud recibida, no respondida, y tenemos ese vínculo con diferentes bancos de semilla y personas que apoyarán a las comunidades, porque tienen ese interés y posiblemente ya en estas fechas del siguiente año es probable que ya tengan algunas parcelas experimentales”, agregó.
En este sentido, dijo que se podrían tener plantas legales en 2022 o 2023, pues la regulación primero se va abrir para la importación de productos terminados o de concentrados para convertirlos en productos terminados.
En total, expuso, se ha trabajando en 37 comunidades y 8 con posibilidades fuertes de producir, entre las que destacan Ixil, Motul y Peto, pero en el Cono Sur ya se tienen avances.
“Nosotros tenemos el plan que si llega a haber cooperativas integrales será en el Cono Sur que tiene las mejores tierras para producir. Yucatán tiene muchos lugares que probable no estén buenos para la producción y otros sí; los lugares donde sí producirán, si puede transformar lo harán y habrá otros que solo puedan producir o no y tendrán que transformar”, dijo.
Explicó que hay un nicho de mercado que les puede otorgar una muy buena ganancia a las comunidades rurales, porque los productos que se hacen a partir del cannabis tienen un valor agregado, por ser artesanales y, precisamente, por el origen.