Género y Derechos Humanos

Crianza respetuosa, una estrategia para crear infancias seguras

Por Cecilia Abreu

Las crianzas han sido transformadas en los últimos años, pasando de una crianza tradicional que solía involucrar amenazas y/o condicionamientos a una crianza respetuosa que pone al centro a las niñas y niños.

La neuropsicóloga Marina Reyner, explicó que la crianza respetuosa es el conjunto de principios y valores que son aplicados todos los días para la crianza de las niñas y niños en su hogar.

“Se puede manifestar desde que están bebés hasta una edad adulta, o sea, en todas las etapas de la  vida”.

Abundó que uno de los factores importantes de este tipo de crianza es que las madres y padres demuestran el amor incondicional a sus hijas e hijos, aceptando todas sus características físicas, emocionales, intelectuales, etcétera.

Esto, señaló, no significa que dejan de trabajarse áreas de oportunidad de las y los niños, sino que son trabajadas con las personas adultas como guía, “pero entendiendo también que cada niño tiene un ritmo de aprendizaje diferente y que ningún cambio llega de la noche a la mañana, todos los cambios son graduales”.

Destacó que la crianza respetuosa también es caracterizada porque ponen al centro a la niñez, integrándoles a las decisiones de la familia, “porque eso les da sentido de corresponsabilidad y se sienten importantes, que es lo que principalmente busca la crianza respetuosa, que conozcan su valor dentro del núcleo familiar”.

Mamás y papás deben dejar claras las reglas, así como consecuencias claras si éstas no se cumplen; “siempre se debe tener esta apertura al diálogo, los niños deben saber qué conductas son aceptables y no aceptables y por qué son así”.

Resaltó que es importante explicarles el por qué son o no aceptables las conductas porque esto contribuye con el pensamiento crítico y el análisis desde la infancia; sin embargo, apuntó, las consecuencias no deben apuntarse como algo negativo, sino como un acuerdo que fue tomado con mamá o papá.

La comunicación asertiva es base, señaló, evitando las agresiones o amenazas, pues estas últimas igualmente caen en una comunicación violenta y es necesario que la niñez comprenda el impacto de sus acciones para que actúen a partir de ahí y no del miedo.

La especialista explicó que con este tipo de crianza incentivan muchas habilidades, involucrando entre ellas el autoconocimiento, autoconcepto, la asertividad, así como la regulación emocional (situada en el lóbulo frontal del cerebro, relacionada con las emociones).

“Una emoción que se inhibe es una emoción que va a generar un daño, pero que el niño reconozca sus emociones y cree sus propias estrategias para que puedan ser expresadas de una forma que no genere un daño ni a ellos ni a las otras personas”.

Las niñas y niños que crecen en un ambiente como éste, sensibilizó, crecen con autoconfianza y una autoestima sana, teniendo la base para formar también habilidades cognitivas; mientras que cuando la crianza es violenta y las infancias actúan bajo estrés, gritos o amenazas, segregan hormonas como cortisol y adrenalina, impactando en áreas del funcionamiento cognitivo como la atención, la memoria y la regulación emocional.

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