Género y Derechos Humanos

Hasta siempre Sandra Peniche, gracias por todo


Por David Rico 

Mérida, Yucatán, 15 diciembre de 2022.- Anoche vi lo que fue, tal vez, una de las primeras publicaciones que informaban de la muerte de la Dra. Sandra Peniche Quintal, pero esperé hasta hoy para darlo como un hecho, con el pretexto de que se confirmara la noticia, que fuera cierta, pero la realidad, tal vez, es que no quise hacerme la idea, hice como si no hubiera pasado, como si no hubiéramos perdido a una luchadora, comprometida, revolucionaria, pionera en la defensa y promoción de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. 

Hace unos 15 años la conocí, cuando empecé en esta profesión que me dio la oportunidad de documentar una parte, mínima, de su lucha, una lucha que no se circunscribía al mitin o a la protesta, a la declaración en una entrevista o a la labor que realizaba en su consultorio, sino que la daba cada minuto, en todos los entornos de su vida, y así fue hasta el final.

Recuerdo las primeras veces que la entrevisté, cuando ambos colaborábamos en el ex Por Esto! Su actitud siempre firme, dura, casi regañona, imponía; había que trabajar mucho en las entrevistas, a la hora de escribirlas, porque sus declaraciones eran fuertes, contundentes, no se guardaba nada. Pero, curiosamente, el recuerdo que me queda de ella es con una sonrisa, haciendo alguna broma llena de ironía e inteligencia. 

A lo largo de los años, repito, tuve la suerte de entrevistarla de una gran cantidad de temas, de documentar protestas en las que participó y luchas a las que se sumó, la más reciente por la Ley 3 de 3 contra la violencia de género, y otras contra los conservadores y conservadoras. 

Siempre admiré su entereza y su firmeza, para no saltarles al cuello, como yo lo hierba hecho, a esas mujeres y hombres “católicos” que por años la hostigaron, que se manifestaron en contra de su quehacer pro aborto y que, infames, desde hace años, todos los días, rezaban de forma hipócrita frente a su clínica. 

Sandra no concedía, no se callaba nada, ya fuera para denunciar al político corrupto, al clérigo pederasta o al gobernante o gobernadora en turno que hubiera puesto candados , que duraron años, al matrimonio igualitario.  

Varias veces acudí a entrevistarla a la clínica, la primera en América Latina en trabajar por la salud sexual y reproductiva de las mujeres, realizando abortos cuando era necesario. Ahí platicamos de muchas cosas y siempre tenía para dar un consejo, con seriedad, porque no era condescendiente. Lo mismo algún consejo médico, porque también los tenía para los hombres y no solo para las mujeres. 

Fue ella misma la que narraba sobre su estado de salud, en textos en los que hablaba de su proceso de tratamiento contra el cáncer de mama, que volvió después de 20 años de que le ocurrió por primera vez. Decía que quienes pasan por esa situación hablan poco del tema y no hay una tribuna para compartir lo que se siente. 

Mencionaba que contar su experiencia serviría a las mujeres que con toda seguridad estaban pasando por algo similar, pues muy pocas hablan de esa experiencia, pero que también le serviría a los hombres que están cursando un tratamiento de cáncer. 

“No hay una tribuna para compartir lo que sentimos, tememos, deseamos, lo que no queremos y otras preocupaciones, incluida nuestra economía y la muerte”, escribió en uno de dichos textos. 

Sandra luchó, me queda claro, hasta el final, no pudo haber sido de otra forma, era una guerrera, que seguro estará ya planeando nuevas luchas junto con Carlos Méndez Benavides, otro luchador que se le adelantó en el camino. 

En el mismo texto que tuve la suerte de que me enviara decía precisamente que no moriría sufriendo y lo haría como ella decidiera. 

“En mi vida decido yo y solo yo. No creo en ningún Dios y no le concedo ni medio derecho al Estado, al gobierno, a religión alguna ni a nadie sobre mí”, señalaba. 

Así fue Sandra, a quien tuve el gusto de conocer y compartir temas diversos, cosas de la vida. Hace un par de meses le envié un mensaje para hacerle una consulta por un tema médico. Pasaron varios días sin respuesta y eso no era habitual, días después me respondió alguien que siempre trabajó con ella, para decirme quela doctora estaba delicada de salud y que estaba ingresada. 

El fin inevitable llegó ayer y ahora solo resta agradecer a la Dra. Sandra Peniche Quintal por todo lo que me dio, por haber luchado por todas y todos, por enseñarme que no hay que dejar de hacerlo, siempre, hasta el último minuto. Pero también, porque aprendí con ella que es necesario ser un buen ser humano.

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