M de Mamá no elimina M de Mujer
Por Cecilia Abreu
“Que este 10 de mayo se den la oportunidad de ser libres, poniéndose en el centro […] Mirarlas como mujeres, más allá de mirarlas como mamás, puede ser el mejor regalo”.
En una sociedad machista y patriarcal, el rol de las madres se torna en la exigencia de mujeres perfectas, con roles muy específicos por cubrir, con abnegación y sacrificio como banderas de bondad; sin embargo, estos estereotipos imposibles de alcanzar, únicamente generan presión y culpa en las mujeres, por lo que la psicóloga con perspectiva de género Nallely Barrera Acosta, fundadora de La Morada MX y colaboradora de la Escuelita Feminista Peninsular invita a vivir maternidades libres, con mujeres plenas y diversas.
“La recomendación es no dejar de mirar que seguimos siendo mujeres, justo el concentrarnos a que somos personas, mujeres en esencia, nos da la oportunidad de vivir sin culpa, de mirar cómo nos sentirnos y permitirnos tener miedo y mirar, estas decisiones que en algún momento tomamos desde la maternidad, como una oportunidad y un reto o un proceso de conocimiento, más allá de un fracaso”.
Recordar esto, explicó, permite continuar desarrollándose como personas, sentirse mejor consigo mismas y creciendo de forma personal, “cuando yo hago eso puedo brindar habilidades o estrategias a mis hijas o a mis hijos”.
A las mujeres se les suele imponer que deben olvidarse a sí mismas por el bien de las infancias, “el reto es ponerse en el centro”, precisamente por el bienestar, “no es un acto egoísta ponerse en primer lugar, cuando nutren su amor propio, lo que brindan es amor a las personas que les rodean”.
“Llevamos, históricamente, recibiendo un mensaje de lo que significa ser madre, además de que desde pequeñas en la mayoría de las ocasiones se nos inculca y motiva a ser mamás”, pues incluso los juguetes suelen ser para las niñas muñecas y otros que fomenten labores de cuidado, “recibimos un mensaje sobre ser mamás desde la infancia”.
Con la creencia de que las mujeres tienen que ser mamás, también llegan las ideas sobre lo que, supuestamente, es ser una buena madre, creando estereotipos y cargas emocionales que, finalmente, suelen convertirse en culpa y, por consiguiente, en síntomas de ansiedad, depresión, entre otras.
“Cuando no se ven cumpliendo esos estereotipos, tienen una sensación de fracaso”.
Por eso, actualmente las madres sienten culpa cuando duermen demás, hicieron un berrinche, se enojaron, dan pecho mucho tiempo o poco, “es infinita la lista de cuántas veces se nombran como malas madres”, sin darse cuenta de que las expectativas no son personales, sino impuestas.
“Es sumamente relevante que consideremos que las mujeres no dejamos de ser mujeres cuando decidimos embarazarnos”.
Aún en el 2022, destacó que la esencia de las mujeres parece que es anulada cuando optan por la maternidad; “es importante que nos cuestionemos acerca de esto que nos han enseñado”, pues incluso en terapia percibe que hay mucha culpa por no lograr cumplir las expectativas (imposibles) sociales, familiares.
Las mujeres también tienen sueños, deseos sexuales y además otras formas de relacionarse (hijas, hermanas, amigas) y no solo como madres.
“Parece que cuando las mujeres llegamos a un ciclo o etapa de la vida se eliminara la otra”, señaló que cuando las niñas comienzan a menstruar les dicen que ya son señoritas y no es así, continúan siendo niñas; del mismo modo, cuando una mujer decide ser madre, eliminan el “mujer” de su definición y permanecen solamente con el “madre”, pero en realidad permanecen las dos.