Género y Derechos Humanos

Mérida es racista. Ser indígena significa sufrir una discriminación estructural histórica

Por David Rico

Mérida, Yucatán, 1 de marzo de 2022.- De acuerdo con los resultados de la Encuesta PRODER, vivir en la capital del estado y tener características etnoraciales asociadas a lo indígena es sinónimo de tener una posición de desventaja socioeconómica y de haber sufrido algún tipo de discriminación en la vida cotidiana que afecta, por ejemplo, la posibilidad de conseguir trabajo o tener un ascenso ocupacional e, incluso, hasta la salud física y mental.

Los investigadores Braulio Güémez y Patricio Solís, con resultados de la Encuesta PRODER (Proyecto sobre Discriminación Étnico-Racial en México), sostienen que vivir en Mérida para las personas con una adscripción indígena significa sufrir una discriminación acumulada y una desventaja histórica

La Encuesta PRODER, llevada a cabo en el Colegio de México y con financiamiento de la W. Kellogg Foundation y Oxfam, presenta resultados de la composición etnoracial de la Zona Metropolitana de Mérida y de la forma en la que esta se relaciona con la desigualdad socioeconómica y las percepciones de discriminación.

El trabajo expone que en Mérida se distinguen dos conjuntos de personas, en razón de sus características etnoraciales: una mayoría (59%) que tiene al menos una característica socialmente vinculada a lo “indígena” o a lo “maya”, como el apellido, ser maya hablante, la auto adscripción, mientras el restante 41% no declaró tener ninguna de estas características.

Se expone que, a pesar de ser mayoría, existe heterogeneidad interna en el grupo que se identifica con rasgos “mayas” o “indígenas”. Así, por ejemplo, si bien hay un “núcleo” importante de personas que comparte las tres características (14 por ciento del total), un número parecido (10por ciento del total) declaró solamente tener apellido maya, sin ser mayahablante o adscrito a la categoría de “indígena”.

El documento observa que las características etnoraciales están fuertemente relacionadas a los niveles de escolaridad y socioeconómico alcanzados.

En la medida en que una persona declara menos características etnoraciales asociadas a la pertenencia “indígena”, tendrá mayores probabilidades de estar en niveles socioeconómicos y educativos más altos, y viceversa.

solo el 7 por ciento de las personas maya hablantes, con apellido maya y adscripción indígena accedió a ese mismo nivel socioeconómico; y sólo 1 de cada 10 tuvo acceso a la universidad.

Aunque la población en Mérida con al menos una característica asociada a lo indígena represente más de la mitad de la población total, se encuentran en una posición de mayor desventaja frente a quienes no exhiben ninguna de esas características.

“Las personas con características asociadas a los grupos indígenas se encuentran estructuralmente en una posición de desventaja en sus destinos socioeconómicos”.

“Estas desigualdades son en parte explicadas porque las personas con esas características usualmente provienen de familias que se encuentran en desventaja socioeconómica, o bien, porque las personas que experimentaron movilidad social ascendente y que provenían de orígenes indígenas, dejan de reportan características vinculadas a la cultura maya, por el estigma asociado a ellas”, menciona el documento.

La reproducción de la desigualdad se refleja también en la discriminación y en este sentido el texto menciona que, en la medida en que una persona tenga mayores características etnoraciales asociadas a la pertenencia indígena, aumenta su probabilidad de reportar haber sido víctima de actos discriminatorios en la vida cotidiana.

Por lo tanto, en Mérida las personas con características etnoraciales asociadas a la adscripción indígena no solamente se encuentran en una posición de desventaja socioeconómica, sino que también reportan haber sido víctimas de mayor discriminación en su vida cotidiana.

Las personas con apellidos mayas, mayahablantes y auto adscritas como indígenas se encuentran a más de una desviación estándar del promedio nacional en el índice de discriminación percibida

“Esta discriminación puede ser un factor explicativo de las desventajas socioeconómicas, al afectar ámbitos desde las trayectorias ocupacionales, la posibilidad de conseguir trabajo o tener un ascenso ocupacional, por ejemplo, hasta la salud física y mental”, se lee en el texto.

La encuesta PRODER SE aplicó en un universo de personas de 25 a 64 años de edad residentes en viviendas particulares, del 30 julio al 11 de octubre del 2019. Fueron entrevistas cara a cara en domicilios particulares, con una cobertura nacional, con dominios de estudio específicos para la Zonas Metropolitanas del Valle de México, Monterrey, Oaxaca, Mérida, y un grupo selecto de municipios de la Península de Yucatán. El nivel de confianza es del 95 por ciento, con un margen de error del 2.45 por ciento.

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