Cultura

Oscar D’León armó la fiesta en tremendo concierto, a pesar de la lluvia

Por David Rico

Desde temprano, por lo menos un par de horas antes de las 8 de la noche, una gran cantidad de gente había llegado a la zona del escenario instalado en el cruce de la calle 60 con 63 de Mérida, sobre todo hombres y mujeres de la comunidad venezolana que, llenos de identidad y patria, llegaron para disfrutar del espectáculo “El sonero del mundo”, en el que Oscar D’León se brindó como solo él sabe.

Lo que llamó la atención es que el lugar estaba lleno de sillas, por completo, no se dejó espacio para el baile, que en un concierto de esta naturaleza era indispensable pues nadie pensaría que cientos de personas vieron al salsero sentados desde una silla. Había que bailar, moverse, por lo que no quedó de otra que hacerlo en los pasillos, en los costados, donde se pudiera.

Bien por Oscar D’León que dio un fiestón, mal por el Ayuntamiento de Mérida que, en el afán de querer controlar, no dejó espacio para esa fiesta. Sin embargo, repito, ello no fue impedimento.

Ahí estaban, decenas, tal vez cientos, no lo sé, de venezolanos y venezolanas, portando su bandera, orgullosos, a la espera de ponerse a bailar y cada que veían una cámara pedían una foto, gritaban, levantaban su bandera. Portaban discos, de aquellos acetatos, del artista, así como carteles como en el que se leía: “Bienvenido Oscar a Yucatán. Acuérdate que todavía soy tu novia ¡mi negro!”

Una señora se acercó a este reportero y preguntó: “¿oiga, y no hay espacio para poder bailar?”

“Al parecer no lo contemplaron señora”, fue la respuesta.

“Qué mal, pero ya veremos que podemos hacer”, expuso.

Incluso antes de que Oscar D´León saltara al escenario la gente ya bailaba, con las cumbias y salsas que se tocaban; no había mejor escenario para la fiesta.

Y como es el artista, disciplinado, amable y humilde, salió al escenario puntual, alrededor de las 8 de la noche y detonaron los aplausos y los gritos de bienvenida. Como un dardo al corazón y los oídos lanzó la canción “Llorarás” y entonces, sí, el momento fue apoteósico.

Y no paró, porque como había advertido, llegó para complacer a la gente y tocar lo que le pidieran. Bailó, cantó, dio de sí todo como es costumbre  y ha sido en sus más de 50 años de carrera artística, con un bello escenario de la Catedral de Mérida de fondo.

Pero es tan bueno el artista que Chac tampoco quiso perderse la fiesta y llegó como a la mitad del concierto para bañar a todos los y las presentes, y bajar un poco la temperatura. El agua de la lluvia y la gente se hicieron uno, y aunque algunos se retiraron, la mayoría se quedó. A los venezolanos no los movería nada ese día. La fiesta duró unas dos horas y se augura que será un buen Mérida Fest pues todavía faltan bandas importantes como Aterciopelados y Antibalas.

Otro punto malo es que a los representantes de los medios de comunicación se les permitió un par de canciones estar frente al escenario y después se les intentó mandar a la parte trasera del escenario, donde se dijo estaba su lugar. “No hay lugar asignado para la prensa”, decían algunos de los organizadores, pero es sabido, que los reporteros, reporteras y demás periodistas, tampoco nos perderíamos la fiesta.

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