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Resolución de hostigamiento en la UADY se dio con revictimización

Por Cecilia Abreu

“Cuando estamos hablando de delitos sexuales, estamos hablando de algo muy íntimo y tener que exponerlo para buscar justicia, desde ahí ya es revictimizante porque estos se tienen que llevar de una manera más cautelosa”

declaró Rosa Cruz Pech, fundadora de UADY Sin Acoso

Esta mañana -20 de julio-, en rueda de prensa, UADY Sin Acoso, Cejudi y una representante de las trabajadoras víctimas de hostigamiento, acoso y abuso sexual por parte de Humberto Z. dieron a conocer que, aunque la decisión final de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) de despedir al agresor marca una pauta importante, el proceso que llevaron a cabo fue revictimizante y debe transformarse de haber otros casos.

La fundadora de UADY Sin Acoso, Rosa Cruz Pech, señaló que, el pasado viernes 15 de julio, la universidad informó antes a los medios de comunicación que a las afectadas la decisión que había tomado y, no solamente luego de haberlas hecho esperar desde las 11:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde por la resolución, sino que además fue únicamente vía telefónica, sin ningún documento o correo electrónico con la información escrita.

Lamentó que tampoco les brindaron detalles sobre la decisión que tomaron; “al tratarse de la primera vez en los 100 años de la vida universitaria de la Universidad Autónoma de Yucatán, este es el primer caso, no existen los procesos ni existen antecedentes para llevar el caso; sin embargo, desde Cejudi y UADY Sin Acoso había mejores maneras para no revictimizar”.

“La violencia sexual es una violación de derechos humanos; el acoso y el hostigamiento amenazan la igualdad de oportunidades y es incompatible con el derecho a tener condiciones de trabajo seguras, es por ello que todas las instituciones, incluyendo las educativas como la Universidad Autónoma de Yucatán, tienen la obligación de investigar todas las situaciones que pudieran ser de acoso y hostigamiento a través de procesos efectivos, con la debida dirigencia y reparación integral. Lamentablemente este no fue el caso”

expuso Silvia Esquivel Canul, coordinadora de proyectos Centro por la Justicia, Democracia e Igualdad (Cejudi).

La representante de Cejudi, abundó que, a pesar de que las denuncias fueron realizadas por medio del Protocolo de Prevención, Atención y Sanción de la Violencia de Género, la UADY siguió el proceso de conciliación laboral por conflictos individuales de trabajo, el cual “está pensado para conflictos de trabajo, no para agresiones”.

Y, aunque el protocolo actual tiene mucho qué mejorar, ese era el que debía abordarse para atender la situación, pues está diseñado para atender estas violencias, mientras que el de conciliación no; más aún al considerar que “una de las naturalezas de la conciliación es que debe ser voluntaria y las trabajadoras desde el inicio dijeron que no querían ningún tipo de conciliación y aún así la universidad llevó este proceso”.

Con todos estos factores, afirmó, el proceso fue revictimizante y violatorio de derechos humanos, “las trabajadoras tuvieron que repetir en reiteradas ocasiones los sucesos que les habían pasado, sus agresiones, incluso frente al mismo agresor, quien no dudó en llamarlas mentirosas y otros nombres denigrantes”; además, no respetaron el derecho de confidencialidad de las víctimas, notificando incluso al agresor sobre la denuncia, poniendo en riesgo su seguridad.

“Nunca recibieron una asesoría legal adecuada por parte de la universidad, nunca se les explicó claramente cómo sería el proceso, se les convocaba a reuniones donde no les explicaban para qué, si tenían que ir preparadas con testigos, pruebas u otras cuestiones”.

El despido, detalló, no es una reparación integral porque no cuenta con garantías de no repetición, ni reeducación para Humberto Z., así como tampoco establece medidas preventivas para la comunidad universitaria, una disculpa pública a las trabajadoras, entre otras acciones.

En esta ocasión, detallaron, fueron dos denuncias las que se realizaron por medio del protocolo, pero todas las trabajadoras -28- han sido afectadas.

Guadalupe Vázquez Erosa, de servicios escolares de la UADY, en voz de las trabajadoras administrativas y manuales, agradeció a UADY Sin Acoso y Cejudi por acompañarlas durante el proceso, velando por su seguridad.

“Quiero recalcar la valentía de mis compañeras por la decisión de no callar, por dejar a un lado nuestras diferencias y unirnos en un solo fin: nuestra seguridad”, expresó.

Y levantó la voz también para decirles a sus compañeras “no están solas”, así como para exhortar a las autoridades de la universidad para escucharlas: “nuestra voz también vale” y actualizar el protocolo de atención a la violencia de género, pues el actual expone y vulnera a quien recurre a él.

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