Es necesario aprender a vivir en el karst
Es necesario aprender a vivir en el karst
Especialista de la UNAM afirma que las sociedades, yucateca, campechana y de Quintana Roo no saben vivir en el karst, viven como se podría vivir en cualquier ciudad del centro del país y sin conciencia de que lo que se haga en la superficie repercutirá en el subsuelo.
Por Líneas Emergentes
Mérida, Yucatán, 17 septiembre de 2024.- El Dr. Francisco Bautista Zuñiga, del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que las sociedades campechana y yucateca no saben vivir en el karst, viven como se podría vivir en cualquier ciudad del centro del país, en el derroche de agua, en el consumismo que generan montañas de basura y residuos, contaminando aire, suelo y agua. La sociedad Quintanarroense está peor, pues allá la contaminación es mayor e incluye al mar.
En un artículo publicado, titulado “¿Qué significa vivir en el karst?”, el especialista señala que en la Península de Yucatán se vive muy cerca del acuífero y en este contexto las comunidades mayas contaminan menos, mucho menos, sin embargo, lo hacen.
Existen casos de alta conciencia ambiental, añade, pero también casos en los que se ha olvidado que la naturaleza es prestada, no posesión. Es por esto que acuña la frase “Ni los que viven en el karst ni los que vendrán, saben vivir en el karst”.
“Les explico, vivir bien en el karst significa tener conciencia de que hay vida arriba, en la superficie, pero también hay vida abajo, en el subsuelo. Lo que hagamos en la superficie repercutirá en el subsuelo”, expuso.
Puso como ejemplo que si en la superficie tenemos ecosistemas “naturales” en el subsuelo tendremos agua limpia y los animales que allí viven podrán seguir en su hábitat, en su casa, pero si construimos nuestras casas y echamos nuestros desechos a la coladera, al hoyo, entonces contaminamos el subsuelo.
“Cuando usamos ácidos como el muriático o el fosfórico estos disuelven, destruyen la roca y se hacen hoyos. Muchos de los productos de uso personal, como el champú o shampoo, contienen substancias que son tóxicas para los animales y para los humanos si las bebemos. Es por eso que debemos pensar que el agua que usamos y contaminamos al desecharla en la regadera, en la tarja, en la alcantarilla la estamos echando al acuífero donde hay vida, donde viven animales grandes, chicos y muy chicos”, señala.
Reiteró que lo que se desecha arriba llega al acuífero y, peor aún, cuando además de casas hay granjas de pollos, cerdos o ranchos ganaderos, la contaminación puede llegar a ser mayúscula.
“Por supuesto que necesitamos comer proteína, pero debemos ser cuidadosos con los desechos porque abajo hay vida en los ecosistemas kársticos y porque de allí abajo sacamos el agua que bebemos y comemos, sí, porque el agua la ingerimos con los alimentos”, señaló.
Agregó que saber vivir en el karst significa ser responsable por el bien de todos, por eso también se necesitan autoridades responsables que vigilen que todos traten sus desechos, desde los hogares hasta las empresas, fábricas, industrias y granjas de todo tipo y tamaño.
“Todos contaminamos, pero los más grandes contaminan más, mucho más y a veces de manera irreparable”, finalizó.