Local

Tecnología de muones investigará posibles estructuras interiores en Chichén Itzá

La investigación está encaminada al reconocimiento de las salas de Ofrendas y de Sacrificios en El Castillo; y de una cámara más, posiblemente, oculta

Por Redacción

Mérida, Yucatán, a 18 de diciembre de 2025.-Un equipo binacional de científicos mexicanos y estadounidenses se encuentra en la fase final de preparación para aplicar una tomografía con muones en El Castillo de Chichén Itzá, con el objetivo de explorar el interior de la pirámide de mayor volumen de la antigua ciudad maya sin realizar excavaciones.

El estudio se basa en la detección de muones, partículas subatómicas generadas por los rayos cósmicos, que permiten analizar grandes estructuras de piedra a profundidad. El Castillo, de casi 55.5 metros por lado y 30 metros de altura, será examinado mediante esta tecnología.

La iniciativa multidisciplinaria cuenta con el aval del Consejo de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y reúne a especialistas de esta institución, así como a físicos e ingenieros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de las universidades Estatal de Chicago, Dominican y de Virginia, además del Laboratorio Nacional Fermi, en Estados Unidos.

El investigador principal del proyecto, Edmundo García Solís, destacó que en el último trimestre de 2025 se concreta un trabajo resultado de años de experimentación para probar la eficacia de la imagenología muónica en uno de los monumentos precolombinos más importantes del continente, con equipos diseñados y construidos por científicos de Norteamérica.

La directora de la zona arqueológica de Chichén Itzá, Guadalupe Espinosa Rodríguez, explicó que se considera que El Castillo data del siglo X y que, como otros templos mayas, es resultado de la superposición de distintas etapas constructivas.

Recordó que en la década de 1930 los arqueólogos Eduardo Martínez Cantón y José Erosa Peniche excavaron un túnel desde la alfarda poniente del costado norte, que condujo a las conocidas salas de Ofrendas y de Sacrificios. En la primera se encontró una escultura de Chac Mool y, en la segunda, un trono de jaguar pintado de rojo. En esta nueva etapa del proyecto, y mediante dos túneles que dan acceso a la estructura interior, la primera prueba con la tecnología de muones se enfocará en el reconocimiento de ambas salas.

García Solís, especialista en física nuclear experimental de altas energías en la Universidad Estatal de Chicago, reconoció el trabajo previo del Instituto de Geofísica y de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, que en 2016 realizó una tomografía de resistividad eléctrica con electrodos planos, mediante la cual se identificaron indicios de un espacio dentro de la subestructura localizada en los años treinta.

No obstante, subrayó que la imagenología con muones permite explorar profundidades prácticamente ilimitadas, lo que abre la posibilidad de obtener una tomografía de toda la pirámide.

Un antecedente relevante se dio en Teotihuacan, donde la existencia de un túnel a ocho metros bajo la Pirámide del Sol permitió un experimento similar encabezado por el investigador Arturo Menchaca Rocha, del Instituto de Física de la UNAM, quien también forma parte del equipo que trabajará en El Castillo.

Para este proyecto se construyeron dos detectores de muones gemelos, que se instalarán en los túneles norte y sur de la pirámide. Cada uno cuenta con tres planos abatibles de 60 centímetros por un metro, montados sobre una estructura que les da dimensiones finales de 1.40 metros por 68 centímetros y 1.50 metros de altura.

Sobre el diseño de los dispositivos, García Solís explicó que el equipo debió adaptarse a condiciones físicas extremas dentro de la pirámide:

“Trabajamos de forma inversa a como estamos acostumbrados en la física experimental, ajustándonos a un espacio ya existente, reducido en dimensiones, y donde prevalece una humedad de casi 100 por ciento, lo que significa que el aire está completamente saturado de vapor, y alrededor de 32 grados Celsius.”

Respecto al funcionamiento de la tecnología y los retos para identificar nuevas cámaras internas, detalló que:

“Estos detectores miden la diferencia de densidad. El extremo de la diferencia de densidad es el vacío. Si queremos corroborar la existencia de una tercera cámara, es probable que esta se encuentre con rellenos, como indican los arqueólogos. Por lo que tomará más tiempo localizarla, dado que la cantidad de datos necesarios para ubicar una cámara es inversamente proporcional a la diferencia de densidad entre la cámara y el resto de la pirámide.”

Sobre los alcances de la investigación durante esta fase del proyecto, indicó que:

“En esta temporada de campo, que se dilatará seis meses, esperamos distinguir las cámaras conocidas, con certidumbre razonable. Logrado esto, evaluaremos el conjunto de datos, esperando observar anomalías que indiquen una tercera cámara; de ser así, colocaremos de nuevo ambos detectores para determinar sus dimensiones. Hasta ahí llegaría nuestra contribución.”

De esta manera, la tomografía con muones podría aportar evidencia para confirmar o descartar hipótesis arqueológicas, como la planteada por la profesora retirada de la Universidad de Illinois y especialista en arquitectura de Yucatán, Virginia E. Miller, quien ha propuesto que una subestructura previa en El Castillo pudo haber sido utilizada como entierro real.

Deja un comentario