Emerge Vida

El acuífero de Yucatán, es riesgo

En Yucatán prevalece el mito de que hay mucha agua, porque la hay, pero en diferentes calidades y no toda es apta para el consumo humano. El acuífero está en riesgo por la agroindustria, las granjas de confinamiento animal, los desarrollos habitacionales y turísticos, entre otros.

Por DRV

La abundancia de agua en Yucatán es parte de los discursos públicos, de gobierno, pero en realidad hay una situación grave, de riesgo para el acuífero que, dependiendo de la zona en que se ubique y de las actividades que se lleven a cabo en el territorio, registran diferentes niveles de contaminación, aseguró Yameli Aguilar Duarte, investigadora del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).

La especialista comentó que hay afectaciones al acuífero por parte de los desarrollos inmobiliarios, turísticos, por la agroindustria, la deforestación, así como las granjas porcícolas y en general de confinamiento de animales. Y, dependiendo de la ubicación geográfica y de la actividad, se observan contaminantes en el acuífero como metales pesados, químicos, sales, antibióticos, hormonas, heces fecales, entre otros.

“El panorama en Yucatán es alarmante, vemos que la tierra cada vez se abre más a las inversiones, a ventas, a lotes, inmobiliarias, los desarrollos turísticos con malas prácticas, como sucedió en Quintana Roo, han comprometido el agua”, expuso.

Dijo que grandes empresas extractivas como la cervecera de Hunucmá, la industria de confinamiento de animales, en general, todo ello compromete la fragilidad de los sistemas kársticos en Yucatán.

A nivel nacional, expuso que hay una Ley de Aguas vigente que ya es obsoleta, mientras ya hay iniciativas ciudadanas para crear un nuevo ordenamiento, como la del Movimiento Nacional Agua para Todos, Agua para la Vida que abandera consensos que darían pie a que el agua sea vista como un elemento que debe ser priorizado para la salud ecosistémica para el uso público, para las comunidades, para la población, por encima de la privatización y proyectos dañinos.

Reiteró que, sobre todo en los discursos públicos, se habla de abundancia de agua, pero que la haya no quiere decir que sea apta para el consumo.

“Hay agua, pero  de diferentes calidades y eso no significa que sea apta para el consumo humano y es algo que no se diferencia en los discursos políticos, solo se dice que hay agua, pero no se dice cuál es la calidad de esa agua”, comentó.

Reiteró que hay un discurso de un gran acuífero, pero hay acuíferos de diferentes calidades, dependiendo de donde estemos parados.

“No va ser la misma calidad de agua en las zonas costeras o en el centro de Yucatán, en el oriente, al sur. Además de la diferencia en cuanto a la ubicación geográfica añádele lo que hay en el territorio, por la calidad en cuanto a lo que recibe por las prácticas que se realizan en el territorio”, dijo.

Por ejemplo, expuso que en relación a las zonas donde hay actividades de la agroindustria o la actividad avícola, porcícola, cualquier forma de confinamiento animal, se habla de muchos residuos orgánicos.

“En el caso de la industria porcina hablamos de heces fecales, orines y que al mezclarse con antibióticos, hormonas, hacen un coctel de materia orgánica y otras sustancias derivadas de estos medicamentos”, señaló.

Añadió que, cuando se habla de desarrollos inmobiliarios o turísticos costeros, van de la mano con la deforestación y el riesgo de que el agua salada se mezcle con la dulce y es ahí cuando hay una contaminación de acuífero con sales.

También la agroindustria o los residuos sólidos, por ejemplo, de los rellenos sanitarios que no se manejan de manera adecuada, generan un coctel que contamina el acuífero, como con metales pesados.

Deja un comentario