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Entornos Amables regresa al sur de Mérida

Este 2025, inicia su tercera edición con una meta clara: visibilizar la vivencia de mujeres que cuidan a otras personas, tanto infancias como a personas con discapacidad o de la tercera edad.

Por Redacción

Mérida, Yucatán, 03 de junio de 2025.-En una ciudad donde moverse a pie o en bicicleta puede ser un riesgo, especialmente para mujeres, infancias y personas LGBTQIA+, el proyecto Entornos Amables se prepara para volver al sur de Mérida. Este 2025, inicia su tercera edición con una meta clara: visibilizar la vivencia de mujeres que cuidan a otras personas, tanto infancias como a personas con discapacidad o de la tercera edad.

“Se fortalecerán los cuidados personales como base para el cuidado colectivo; las herramientas  para  apropiarse  del  espacio público dependerán de los intereses de las personas que sean parte de este proyecto”, mencionó Paola Becerra, coordinadora del eje de mujeres y territorios en la Red de Acciones Feministas (RAF).

Este año, sumará un nuevo componente: los cuidados, incorporando la experiencia de mujeres que cuidan a infancias, personas con discapacidad o de la tercera edad, para fortalecer los cuidados personales y el cuidado colectivo como parte de la apropiación del espacio público.

En ediciones anteriores del proyecto Entornos Amables, la RAF ha trabajado de la mano con Estrategia Misión Cero, enfocándose en zonas donde coinciden hechos de tránsito, desplazamientos no motorizados y usos habitacionales del suelo.

Uno de los momentos más significativos del proyecto fue la segunda sesión titulada Retoma la   Calle,  realizada  el  pasado  30  de  agosto.  En  esta  actividad,  26  participantes —organizadas en dos grupos— recorrieron rutas cercanas a su institución educativa con el objetivo de identificar zonas seguras e inseguras. Lo hicieron desde una perspectiva crítica y empática: algunas asumieron roles como fotógrafas, relatoras o responsables de seguridad;  otras,  realizaron  el  recorrido  simulando  condiciones  distintas  a  las propias —discapacidad   motriz,   ser   persona   mayor,   afrodescendiente,   trans  o  de  pueblos originarios— para incorporar un enfoque interseccional.

Durante el recorrido se identificaron múltiples factores de riesgo: calles mal iluminadas, aceras en mal estado, acumulación de basura, terrenos baldíos y domicilios donde se han registrado acosos verbales reiterados hacia estudiantes.

“Las jóvenes expresaron sentir vulnerabilidad al transitar por zonas cercanas a expendios de alcohol”, se documentó.

Sin embargo, también afirmaron que realizar el recorrido en grupo les brindó seguridad y fortaleció su sentido de comunidad.

Este ejercicio no sólo permitió visibilizar las condiciones del entorno urbano, sino que motivó a las participantes a proponer soluciones concretas para mejorar la seguridad en su comunidad.

Las dos ediciones anteriores de Entornos Amables también se realizaron en la zona sur de Mérida, en la Escuela Primaria Raquel Dzib Cicero (2023) y la Preparatoria 3 (UABIC) de la Universidad Autónoma de Yucatán (2024). En estos espacios se conjugaron herramientas de urbanismo táctico, educación en movilidad segura, análisis territorial y expresión artística para promover el derecho a la ciudad con perspectiva feminista.

En la primaria, se pintaron pasos peatonales y se impartió una biciescuela para infancias. Las cuidadoras —madres, abuelas y otras mujeres del entorno— se sumaron de forma espontánea y terminaron organizándose como gestoras del espacio; fue así como surgió sumar el enfoque hacia las cuidadoras en la edición venidera.

En la preparatoria, además del mapeo Retoma la Calle, se desarrollaron talleres sobre seguridad  ciclista  y  un  mural  colectivo  que  visibilizó  las  experiencias  de  acoso  y violencia vividas en el espacio público.

La tercera sesión del proyecto, titulada Mujeres al Pedal, profundizó en el conocimiento sobre  la  bicicleta como medio de movilidad cotidiana. Las participantes aprendieron sobre anatomía de la bicicleta, mecánica básica y normas de tránsito, fortaleciendo su autonomía y capacidad de respuesta ante los riesgos del entorno urbano.

Datos que exigen respuestas

Durante el último conteo ciclista realizado por el proyecto se identificaron 1,734 personas en tránsito, de las cuales solo el 11.6% eran mujeres. Aunque esto representa un aumento respecto al 5% registrado en 2014, la diferencia sigue siendo abismal. Además, en encuestas aplicadas durante la actividad, las mujeres manifestaron miedo al moverse por la ciudad —miedo al acoso, al hostigamiento, a la inseguridad vial— mientras que el

100% de los hombres encuestados dijo sentirse seguro.

No  se  trata  solo  de  violencia  vial,  sino  de  violencia  de  género.  Las  mujeres  y disidencias son agredidas por cómo se perciben en el espacio.

“Las mujeres sí nombraban el miedo al transitar, entonces es violencia vial, pero también violencia de género. En la encuesta no hubo un solo hombre que dijera que se sentía inseguro”, señaló Paola.

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