No puede haber desarrollo con desigualdad: los pueblos originarios por la defensa del territorio
Organizaciones, activistas y personas luchadoras sociales piden que se ponga freno al extractivismo de la industria turística, agrícola ganadera a través de las granjas porcícolas y los monocultivos, además de la industria inmobiliaria que impacta severamente la vida y la biodiversidad de la región.
Por Redacción
Mérida, Yucatán, 30 agosto de 2022.- Organizaciones, personas y activistas de comunidades indígenas y locales de la Península de Yucatán se reunieron en Mérida, Yucatán para discutir sobre “Desarrollo Comunitario, Biodiversidad y Derechos Humanos en la Península de Yucatán” con el objetivo de generar reflexiones y posicionarse ante la devastación y la preocupante pérdida de sus territorios y de la biodiversidad en la región.
A modo de conclusión, se presentó un posicionamiento firmado por todas las personas asistentes al encuentro y por organizaciones que vienen acompañando estos procesos desde hace años. Entre los puntos presentados destacan:
No aceptan el concepto del desarrollo impuesto y construido sobre un racismo estructural y sistémico. Para ellos y ellas, el desarrollo es la garantía del trabajo libre y la aplicación de sus conocimientos ancestrales, aprovechando sus recursos de manera sustentable cuya defensa se hace desde la colectividad.
Son las comunidades quienes deben estar al centro de la lucha. Los pueblos organizados deciden cómo manejar y aprovechar sus bienes comunes, las comunidades deben decidir el desarrollo que quieren, dado que se rigen por la autogestión y la autodeterminación de los pueblos. “No podemos ser ignoradas e ignorados por los gobiernos de paso. La clase política debe mandar obedeciendo”.
No puede haber desarrollo con desigualdad y con la riqueza concentrada en unas cuantas manos. No hay desarrollo en la Península de Yucatán si no es para todas y todos. Se busca un buen vivir que ponga freno al extractivismo de la industria turística, agrícola ganadera a través de las granjas porcícolas y los monocultivos, además de la industria inmobiliaria que impacta severamente la vida y la biodiversidad de la región.
Promueven la milpa agroecológica que produce alimentos sanos, sin transgénicos ni agrotóxicos y que protege los agroecosistemas y la biodiversidad que albergan. Reconocen la importancia de las abejas en la protección de la biodiversidad y la calidad de vida; “durante miles de años hemos vivido en equilibrio con ellas”.
A través de esta declaratoria, comunidades y organizaciones dejan claro que el territorio no es un terreno que pueda venderse, sino el espacio donde transcurren sus vidas, por lo que la agenda territorial y de desarrollo debe ser concebida como un plan de vida. Manifiestan fuertemente que “luchan contra la resignación, las cosas sí pueden cambiar y deben hacerlo.”
“Nuestro territorio es uno, lo que pase en Campeche, lo que pase en Quintana Roo, lo que pase en Yucatán nos afecta a todos y todas. Y tenemos derecho a decidir cómo queremos vivir en nuestro territorio. Esto no termina aquí, llevaremos todo lo que reflexionamos con otros y otras a nuestras comunidades, a nuestras casas, a nuestros barrios. Tenemos que hacer trabajo de base”, enfatizó Leydi Pech, defensora del territorio desde hace décadas en la comunidad de Ichek, municipio de Hopelchén, Campeche.
“Este evento ayudó a reunir las voces de las comunidades y quienes hoy estamos aquí, únicamente somos los emisarios. Yucatán cuenta con una gran diversidad de especies que para quienes vivimos en el campo, en la costa, en las rías, en los manglares, sabemos qué ocurre con ellas. Para nosotros los servicios que nos presta la naturaleza son invaluables. Nuestra casa es bella, bellísima, tan bella que mucha gente ha decidido venir a vivir entre nosotros los mayas y quieren ver y disfrutar de nuestras playas, de nuestros atardeceres, de nuestra comida. Pero para nosotros esta es nuestra tierra, nuestra vida. Nosotros somos los únicos que podemos decidir qué queremos para el bien vivir. La autodeterminación es nuestro derecho”, declaró Alberto Rodríguez Pisté de Celestún del Consejo Maya del Poniente de Yucatán Chik’in ja’.