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Santa Fe Klan, talento, barrio y carisma que arrasó Xmatkuil

Texto y fotos David Rico

Santa Fe Klan es el nombre de ese artista que salió de un barrio popular de Guanajuato y llegó a Mérida, a la popular feria de Xmatkuil, para apropiarse del escenario, incendiarlo, y hacerse uno con miles de personas, entregarse, brindar su música, su talento y su carisma, para dar uno de los mejores conciertos hasta el momento en este festejo.

Y es que el buen Ángel, desde que arrancó con “Por mi México», «…soy mexicano es mi bandera, yo la levanto por donde quiera…” hizo retumbar el lugar; miles de personas, la mayoría bien tumbadas, cholas y cholos placosos, iniciaron el camino sin retorno al gozo, a la simbiosis, a la unión con un artista que se mantiene humilde, con extraordinario carisma y que compartió su música, el rap mexa, la cumbia rebajada, pero también el porro, el tequila, la cerveza, los chicharrones, la merch oficial, autógrafos, la emoción, la tristeza, la soledad y el desamor.

Él es un frontman en toda la extensión de la palabra, porque solo cargó al monstruo de 40 o 50 mil cabezas por tres horas, apenas con unos cuantos músicos y unos bailarines al puro estilo de Amy Winehouse, dos que tres cholos haciendo coreografías. No solo es música la que entrega sino un diálogo con la gente,  traer al escenario y compartir los problemas del barrio, el amor por la jefa. Ocasión también para pedirle perdón con la canción “Jefa”, “…perdóname jefa, ayer peleamos y traigo una ansiedad que no me deja…”.

Le cantó también a la soledad, al puro ritmo de cumbia que hizo recordar a Celso Piña, porque, como él dijo, ¿quién no se ha sentido solo? y no hay nada más gacho que llegar a casa y que no haya nadie. «Soledad me acompaña siempre pa donde vaya…»

Hubo momentos en el concierto que fueron sublimes, como cuando empezó a llamar al público al escenario para bailar, primero niños y niñas, y ya luego todo el que se animara. Ahí no faltaron algunas personas con discapacidad, uno que bailó al puro estilo de los colombias y otro que desde la silla de ruedas le dio a todo pulmón a la canción de “Tengo que entender…”, “debo entender que no te volveré a ver, olvidarme de ti no voy a poder…y busco calma, se apagó la llama, se va muriendo mi alma”.

Fue un concierto de música, de baile de cumbia y no faltó, incluso, alguna rola del buen Lisandro Meza como “Lejanía” o la “Cumbia callejera” que hizo con Alberto Pedraza “Pa que la baile todo el barrio…hasta la tumba, Santa Fe hasta que muera…” Eso sí, el escenario llenó de gente, siempre, bailando y gozando.

También fue una presentación de momentos, como cuando pidió que se acercara el de los chicharrones que traía llena la canasta, para repartirlos entre el público. Preguntó el precio, el vendedor, vivo, dijo 6 mil. Ángel sacó un fajo de billetes y se lo dio, “apáñalo bien, no te lo vayan a bajar” y volaron los chicharrones y las palomitas.

Como las frituras, compartió también la cerveza, el porro que prendió un montón de veces para andar a tono y, prácticamente en todo el recinto le estaban quemando las patas al diablo. Compartió el tequila Don Julio, y mucha música. Nadie salió decepcionado, al contrario, si ya había fanáticos con todas las de la ley ayer en Xmatkuil también se ganó a cientos o miles más.

Ángel narró, en algunos momentos, pasajes de su vida, del barrio, del amor a la mamá, dedicó canciones a los compas muertos, le cantó al amor…”sigo esperando que vuelvas…sigo esperando a que vuelvas…”, y también tuvo que conciliar porque de pronto la atención se centró a su lado izquierdo del escenario, donde se estaba dando una pelea.

“No se peleen, calmados, hay muchos niños y niñas, tranquilos” y con voz de líder, de frontman poderoso y carismático, de quien domina el escenario con una rola, una rima y una sonrisa, calmó las aguas y siguió la fiesta.

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